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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Los dueños del fútbol

La actualidad no permite abandonar Cataluña. Después de la huelga en el aeropuerto de El Prat y de los trágicos atentados de Barcelona y de Cambrils, la atención de los medios se ocupa de la crisis del Barça, donde parece que los multimillonarios de pantalón corto se han amotinado contra los directivos que los han hecho inmensamente ricos firmándoles unos contratos fabulosos. Contratos, por cierto, cuya cuantía nadie discute porque el objetivo principal es disponer de un equipo campeón y el precio para conseguirlo es lo de menos. La historia es tan curiosa aleccionadora. Y comenzó cuando uno de esos multimillonarios de pantalón corto, el brasileño Neymar, fue tentado por el presidente del PSG, un alto cargo del gobierno de Catar con rango de ministro que está determinado a convertir el equipo que ha comprado en campeón de Europa primero y del mundo después. Dinero para conseguirlo no le falta, y hasta es posible que ese objetivo forme parte de un plan estratégico del Gobierno catarí para alcanzar una mayor notoriedad mundial. Un plan en el que ya ha acreditado éxito con la creación de una emisora de televisión de influencia mundial como Al Yazira, la polémica concesión de los Campeonatos Mundiales de Fútbol de 2022, que obligará a jugar en estadios con aire acondicionado para paliar los efectos de las altas temperaturas, y hasta el patrocinio publicitario de las camisetas del propio Barça. (Hay quien dice que fue precisamente la ruptura de ese patrocinio por parte de la directiva azulgrana la que desencadenó el fichaje del jugador brasileño). Pues bien, de ese poderoso consorcio salió la iniciativa de seducir a Neymar con una oferta irrechazable. El jugador, en vez de comunicar inmediatamente la oferta al club, empezó ese bonito juego que conocemos en España como "marear la perdiz" y acabó marchándose por la puerta de atrás después de que se hubiesen depositado los 222 millones de euros de su cláusula de rescisión. A partir de ese momento, Neymar (al menos para la directiva del Barça) pasó de héroe a villano y los abogados del club presentaron una demanda contra el jugador reclamando unos treinta millones de euros por incumplimiento de contrato y perjuicios en la imagen de la corporación. La solución del pleito está por ver, pero lo que nadie podía esperar es que una hora después de anunciada la presentación de la demanda, un grupo selecto de jugadores de la plantilla, entre los que se encontraban Messi, Piqué, Luis Suarez, Rakitic, Douglas y el recién llegado Paulinho, se personase en la casa que Neymar todavía tiene en Barcelona para celebrar el cumpleaños de un hijo suyo. Y no solo eso sino que se hicieron fotos en cariñosas actitudes y las difundieron a través de las redes sociales donde generaron enorme polémica. La mayoría de la prensa deportiva interpretó el conciliábulo y su difusión urbi et orbe como una definitiva quiebra de confianza entre la directiva y los jugadores de más peso de la plantilla y pronostican que el enfrentamiento concluirá más pronto o más tarde con la salida del presidente señor Bartomeu. Aunque no faltan quienes opinan que todo se olvidará si los fichajes que se van a hacer a la desesperada y a bolsa rota resultan bien. Y sobre todo si gustan a Messi.

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