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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

La buena imagen de Trapero

Tras los trágicos sucesos de Cataluña el personaje de moda en los medios es el mayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluis Trapero al que la catalanización de sus dos nombres no oculta del todo el linaje "charnego" que acredita el apellido paterno. El señor Trapero es un hombre moreno, atractivo y de voz radiofónica que se desenvuelve ante las cámaras de la televisión con la soltura del actor que protagoniza el papel principal en una película de las que antes llamábamos de policías y ladrones. Desde que se supo de los atentados en Barcelona y Cambrils su imagen se nos hizo familiar por ser el representante de la Administración encargado de explicar en los medios el desarrollo de la investigación que acabó con la identificación y muerte a tiros de los terroristas. Unas veces comparecía solo y otras en compañía del presidente de la Generalitat y del consejero de Interior, dos personajes de gris apariencia que no hacían otra cosa que realzar su figura. Más o menos como solía ocurrirle a Humphrey Bogart con los secundarios que lo rodeaban mientras esperaba la llegada de Lauren Bacall. La gente aficionada a los seriales de la televisión lo convirtió enseguida en personaje favorito y se jalearon todas sus ocurrencias, incluso algunas de gran simplicidad como cuando dijo que él "contestaba en catalán cuando le preguntaban en catalán y en castellano cuando le preguntaban en castellano". Una frase que, al parecer, hizo furor en eso que llamamos "redes sociales". El auge en la popularidad de Trapero alcanzó alturas de vértigo y muy pronto la industria del "souvenir" reprodujo su imagen en camisetas, pósters y agendas para aprovechar el, se supone pasajero, tirón comercial Una circunstancia que ha debido dejar muy satisfecho al jefe de los Mossos d'Esquadra que en su día reconoció estar envidioso de la conexión sentimental entre la ciudadanía y las fuerzas del orden encargadas de protegerla. Tal y como ocurre en Nueva York, donde la gente exhibe orgullosa camisetas con el logo del FBI. Por lo que vamos sabiendo de su biografía uno de los grandes objetivos del mayor Trapero, desde que hace 26 años se integró en la policía autonómica, fue prestigiar el cuerpo. Una tarea que ahora se revela muy necesaria porque antes de su labor en la captura y aniquilación de los terroristas, los Mossos eran vistos con recelo por buena parte de la opinión pública catalana. Y no sin motivo. Desde hace años, y sobre todo desde que se constituyeron como policía integral de Cataluña, algunos miembros de ese cuerpo fueron condenados por homicidios imprudentes, torturas, lesiones y malos tratos. Hasta el punto de que el consejero del Interior con el gobierno tripartito, Joan Saura, ordenó la colocación de cámaras en las salas donde se desarrollan los interrogatorios. Una cautela que fue eliminada por el nuevo gobierno. Todo el que lea con alguna atención los periódicos recordará los casos de Juan Andrés Benítez y Ester Quintana, las contundentes actuaciones en las protestas ante el Parlament, el desalojo del rectorado, o los malos tratos en la comisaría de Las Corts. La respuesta ante los atentados terroristas ha sido una ocasión para lavar la imagen. Al menos eso cree el señor Trapero en una carta dirigida a los 17.000 agentes del cuerpo.

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