Quizás parezca una tontería hacer esta pregunta. Porque casi todo el mundo asegura conocer los entresijos que engloba la sexualidad. Sin embargo, este proceso es muy complejo, ya que está influenciado por multitud de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales; por eso, en más de una ocasión, todo lo relacionado con él se nos escapa de las manos. Porque, sexuados somos todos, practicantes de conductas sexuales, la gran mayoría, -porque, para que vamos a engañarnos, la actividad gusta-, pero el colmo es que tras un solo coito vaginal, sin la conveniente protección, uno puede verse sorprendido con una infección, un embarazo no deseado, o ambas cosas a la vez.

Ahora bien, en la actualidad, gracias a los métodos preventivos, las infecciones de transmisión sexual se pueden evitar y, con los anticonceptivos, la descendencia se cuida y planifica, en función del futuro económico y de la trascendencia que tiene dar a luz a una persona. No somos animales que se aparean movidos por las fuerzas del impulso sexual. Somos personas que engendramos personas. Sin embargo, todos los datos que han sido dados por los responsables de la salud, nos hacen pensar que todavía existen muchas lagunas en torno a toda la parafernalia de la sexualidad. Porque, los abortos provocados están ahí y, curiosamente, los mayores incrementos corresponden a personas adultas, entre los 20 y 34 años, edades a las que, para que vamos a engañarnos, resulta mucho más fácil tener acceso a la información sexual y a todo tipo de métodos contraceptivos.

Qué duda cabe que somos humanos y, por eso, tenemos fallos. Pero no se puede infravalorar al sexo. La utilización del preservativo es necesaria, en relaciones sexuales fuera de la pareja conocida, para prevenir las infecciones de transmisión sexual. Y la anticoncepción es imprescindible, siempre y cuando no se desee un embarazo. Pero, para ello, es necesario recibir una información correcta, adecuada. Y ponerse en manos de ginecólogos, porque somos los especialistas encargados de asesorar adecuadamente acerca de los métodos de prevención del embarazo y del seguimiento de los controles rutinarios, que se necesitan para conseguir una adecuada salud sexual.

Y, hoy, disponemos de un amplio abanico de posibilidades contraceptivas, que están al alcance de todas las personas. Y el aborto no está entre ellas; tan solo se trata de un recurso extremo al que solo se debería llegar en muy determinadas ocasiones, en un país mínimamente desarrollado.