Estamos en plenas vacaciones aunque algunos ya las disfrutaron y otros las tendrán en septiembre.

En un mundo tan estresante como el que estamos viviendo deben las vacaciones ser días de desconexión con el quehacer diario.

La mujer moderna es la única que en el día a día de todo el año no descansa, a su jornada laboral tiene que añadir la dirección de su casa porque aunque el hombre moderno ayude en los quehaceres del hogar, la gran directora es la mujer.

Por eso es vital que en las vacaciones la mujer descanse y lo ideal sería ir a un hotel y no preocuparse ni de la limpieza, ni de la compra ni de la comida. Para mí sería la mejor inversión de la familia para que la mujer se recupere.

Para las mujeres y los hombres tienen que ser momentos de pausa y de reflexión.

¡Qué difícil es el ser humano!: Nacer no pide, vivir no sabe y morir no quiere.

Alejandro el Magno al borde de su muerte convocó a sus generales y le comunicó tres deseos:

1º: Que su ataúd fuese llevado a hombros por los mejores médicos de la época.

2º: Que los tesoros que había conquistado (plata, oro y piedras preciosas) fueran esparcidas por el camino hasta su tumba.

3º: Que sus manos quedaran balanceándose en el aire fuera del ataúd.

Uno de sus generales asombrado de sus deseos le pidió que le diese sus razones y Alejandro el Magno contestó:

1º Demostrar que los médicos ante la muerte no tienen el poder de curar.

2º Quiero que el suelo esté cubierto de mis tesoros para demostrar que los bienes materiales no se pueden llevar consigo al otro mundo.

3º Que mis manos se balanceen al viento significa que venimos a este mundo con las manos vacías y con las manos vacías partimos.

Se nos termina el tiempo que es el más valioso tesoro que tenemos. Por eso en estos días de vacaciones el tiempo es nuestro mayor tesoro y lo debemos dedicar a nuestra mujer, a nuestros hijos, a nuestra familia y a nuestros amigos.

La diferencia de un niño y de un adulto es que el niño por naturaleza es egoísta y débil. El adulto maduro es generoso y disfruta dándose y entregando su tiempo. Aquí se cumplen las palabras de Jesucristo: si el grano de trigo no muere, no hay cosecha.

Las vacaciones son un buen momento para la reflexión y para mejorar.

*Miembro del Club 55