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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La brecha

En las cosas de la Economía, donde se quiere convencer a la población de que todo va bien, quizá convenga recordar al clásico cuando decía que en este mundo traidor nada es verdad o mentira, sino según el color del cristal con que se mira. Y en ese sentido resulta especialmente útil el aviso del gobernador del Banco de España, don Luis Linde, que no dirige una institución financiera que hoy rebose credibilidad, pero que en lo que apunta sobre los riesgos tras la crisis da en el clavo.

(Se cita lo de la credibilidad no tanto porque don Luis haya dado demasiado motivo para la duda, cuanto a causa de que la institución ya viene muy "tocada" desde unos años atrás en los que la ausencia de controles, o las claras deficiencias de los que existían, contribuyó no poco al aumento de los daños del tiempo de vacas flacas. Y no parece discutible: bastaría como prueba de cargo recordar lo ocurrido con la liquidación de las Cajas y el modo en que se hizo, aparte los seísmos bancarios posteriores.)

Pero el caso no es ahora remontarse a tiempos que el propio Linde considera pretéritos en cuanto a muchos de sus efectos, sino fijarse en cuáles son los que persisten y deben atacarse. Y uno de ellos, entre los más dolorosos, es el riesgo de marginación que existe en un muy amplio sector de trabajadores, por cuenta propia o ajena, que desde los 50 años de edad en adelante parecen destinados a una especial dificultad, por no decir imposibilidad, a la hora de encontrar un puesto que sustituya al perdido.

Y no es ficción. Precisamente en Galicia lo confirman los datos del INEM correspondientes a un mes fértil, laboralmente hablando, pero que registran, junto a un aumento del empleo, también descensos en el número de autónomos y, sobre todo, un alza de las ciudadanos que superan los dos años en situación de paro. Y eso ratifica, y agrava, la brecha entre generaciones y separa a los que tienen futuro de los que no lo tienen. O sea, que confirma lo que todos conocen ya por "desigualdad".

Calificar de "trágica" esa circunstancia probablemente se queda corto. Porque mientras el sector juvenil tiene -siquiera como último recurso- la emigración, quienes han pasado el medio siglo carecen de opciones de empleo en condiciones al menos como las anteriores y, por tanto, también de perspectivas de jubilación digna. Y se ven obligados a escoger entre las promesas estúpidas del populismo, la indigencia intelectual del "nuevo" PSOE o la fórmula liberal del PP. Feo horizonte.

¿Eh...?

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