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Un parte médico sobrecogedor

Un muerto, tres heridos críticos, ocho graves y otros muchos leves, constituyeron el primer balance provisional de la catástrofe acaecida en el pazo de Oca.

Al tiempo que desplegaban una actividad incesante, los centros médicos de la capital compostelana emitieron sus partes urgentes para atender la demanda de información sobre los congresistas accidentados y tranquilizar a sus familias y amigos. Los cirujanos Blanco Rivero, Goyanes, Etcheverry, Puente Castro, Mazatra, Carrero, Pintos y algún otro estuvieron a la altura de tan difíciles circunstancias y obtuvieron un reconocimiento general.

Al margen de la profesora fallecida, la personalidad más conocida y afectada fue Manuel Lora Tamayo, que sufrió la amputación del pie izquierdo por sus graves fracturas abiertas. También su esposa Amparo Rodríguez Aranda presentó múltiples fracturas en ambos pies, con algún dedo destrozado. Entonces catedrático de Química de la Universidad de Sevilla, Lora Tamayo llegó a ministro de Educación en los años 60 y luego presidió durante mucho tiempo el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El director del Instituto de Santiago, Vicente García Rodejas, José Aycar, María Navarro, José María González, Alberto Feijóo Suárez, Ramón Puyol, María Amelia Garrido, Eusebio García Alonso, Mercedes Navarro y el propio cura párroco de Oca, también sufrieron fracturas y contusiones.

Entre los accidentados extranjeros destacaron por sus rangos el ex ministro portugués Machado Costa y el director de la Biblioteca de Braga, Alberto Felo.

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