Visto lo visto, hay que reconocer que, el abecedario no solo sirve para facilitar una forma correcta de comunicación, sino, de vez en cuando, para dejar con el culo al aire a quienes manejan ciertos argumentos. Por ejemplo, y aunque sea tomar el rábano de lo gramatical por las hojas, los del ministro de Fomento, que cada día acorta más la distancia que en teoría le separaba de su ex/colega Magdalena Álvarez, aquella maléfica "Maleni" que tanto disgustó a miles de gallegos. Y, de paso, a Nebrija.
Ese achegamento no es tanto ideológico -eso está claro- como fáctico y las actitudes de ambos recuerdan a otro ministro -Arias Salgado-, este de Aznar, que estuvo a punto de ser considerado nada menos que por Manuel Fraga "persona non grata" a causa de su maltrato a Galicia. Y ahora De la Serna, con su "corremos lo que podemos" al hablar del AVE, tiene un aire a lo del "plan Galicia de mierda" que le pareció a la antigua titular de Fomento el añorado por sus antecesores. La costumbre, vaya).
Yendo al grano: ahora, su señoría De la Serna reactiva el antiguo debate de cómo debería haberse trazado el AVE de Madrid a Galicia en el acceso a este antiguo Reino. El sentido estratégico -y el común- aconsejaban que se ejecutase en forma de L, de Ourense a Vigo conectando en el sur con el Eje Atlántico ya en servicio. Pero ciertas presiones, muy debilitadas ya en aquel momento pero todavía importantes entonces, decidieron otra cosa: el antiguo -"histórico", dijeron- acceso centro.
A partir de ahí se buscó un mal menor, bautizado como "variante de Cerdedo", que se bombardeó por "razones económicas" desde los sectores beneficiados por el trazado original -que suelen identificar el bien común con el suyo propio descalificando como "localistas" los de los demás- y que parecen adoptadas por este ministro. Que no debiera extrañarse por la reacción aquí producida -incluida la extemporánea del alcalde de Vigo contra el presidente Feijóo- por el agravio.
Porque existe -el agravio- y más si se compara con los términos del pacto entre Rajoy y el PNV para aprobar los Presupuestos. Que supone no solo la "Y" -otra vez el abecedario- para el AVE vasco, que conectará todas sus capitales, sino el olvido de los motivos financieros. Para acelerar su ejecución, De la Serna pidió un crédito de mil millones de euros. De ahí que, aunque tarde, muchos, entre ellos empresarios gallegos, empiecen a comprender cuán cierto es lo de "esos son amores y no buenas razones".
¿O no...?
