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"Yo creo en esa Venezuela"

Ante tanta incertidumbre es justo poner en valor el compromiso de dos grandes artistas venezolanos

El fiasco del referéndum para legitimar la "asamblea constituyente" de Venezuela describe la aversión popular contra el golpismo de Nicolás Maduro. Haga lo que haga con un resultado que el Consejo Electoral manipula a su medida, la comunidad internacional sabe que el chavista ha perdido la apuesta. Ciento veinte ciudadanos han muerto ya en el enfrentamiento de la democracia y el absolutismo, mientras que los presos políticos siguen entre rejas y la población entera sufre una grave crisis de subsistencia. Las cifras de participación van del 12% calculado por la oposición al 41 proclamado por el oficialismo. España, la Unión Europea y otros países rechazan este último dato. Maduro no anticipa elecciones, buena prueba el amaño de su porcentaje.

En medio de la incertidumbre, es justo poner en valor el compromiso de dos grandes artistas venezolanos ante la opinión mundial. El primero es el director de orquesta Gustavo Dudamel, el más celebrado representante del país en el área global de la cultura. Formado con el Sistema de Orquestas que fundó José Antonio Abreu hace casi cuarenta años, ocupa hoy, en plena juventud, el podio titular de las sinfónicas "Simón Bolívar" de Caracas, la de Los Ángeles en EE UU. y la de Gotemburgo en Suecia. Sospechoso de "chavismo" tras su destacada presencia en las exequias de Chávez, no hizo más que corresponder a la predilección del comandante por un Sistema que goza del prestigio mundial de sacar de la calle a cientos de miles de niños y jóvenes venezolanos e integrarlos en un exigente plan de cultura artística que incluye su educación integral. Primeras figuras como Abbado, Barenboim o Rattle se sumaron en persona al proceso educativo que ha ganado los más altos galardones, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Artes.

Hace pocos días, el 19 de julio, leíamos en "El País" un llamamiento de Dudamel al diálogo y la concordia: "Pido encarecidamente al gobierno venezolano que suspenda la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente". Así expresaba el deseo de una nación "democrática, pacífica y alineada en las mejores condiciones de vida para todos y todas. Yo creo en esa Venezuela". El artista consagrado, cuya carrera no depende de favores políticos, está y estuvo siempre al lado de la inmensa mayoría de sus compatriotas.

Otra figura internacional, la gran pianista y compositora Gabriela Montero, que desde hace siete años no puede regresar a su patria, remite a ella las ovaciones que merecen sus conciertos. Y emociona a los públicos cuando habla desde los escenarios del desgarro de Venezuela. A veces se envuelve en la bandera de la nación y oculta el rostro en ella para disimular las lágrimas. En estos testimonios de talento y sensibilidad universalmente reconocidos, vibra el alma de todo un pueblo amenazado por el golpismo dictatorial. Un pueblo que no merece tanto sufrimiento.

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