Ayer mismo leíamos las declaraciones del concejal Manuel Santos, encargado de las finanzas municipales y nos agrada volver a experimentar la sensación de que el ayuntamiento de Marín tiene unas cuentas saneadas con remanentes económicos importantes y, sobre todo, que ha dejado atrás aquella angustia de los proveedores que veían como sus facturas por trabajos realizados, dormían en los cajones de concejales y concejalas meses, e incluso años, y no vamos a recordar más aquellos malos tiempos para que no se nos solivianten algunos/as a los que no les gusta la referencia. Que la gestión económica del equipo de María Ramallo es buena, lo dan las cifras aunque estoy seguro de que la oposición, en su papel, saldrá a criticar la situación poniéndola lo más negra posible. Eso sí, opinamos que con solo una buena gestión económica no se cumplen las expectativas políticas de uno (en este caso dos) ejercicios. Tenemos pendientes temas eternos; dos ejemplos, uno: El dichoso auditorio, del que gozan hasta las aldeas más remotas mientras los marinenses no podemos ver una obra de teatro ni un espectáculo decente, si no es en el mercado, oliendo a fanecas; Dos: El vial República Argentina o Inferniño a Cementerio que evite el rodeo al casco urbano. Son dos ejemplos de soluciones que, entre otros, deberían ser resueltos ya, o dejarlos planteados seriamente para el futuro. Es la oportunidad.