Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El fenómeno "smombie"

Sobre quienes van por la calle pendientes del móvil, sin prestar atención a lo que les rodea

La palabra es la contracción inglesa de "smartphone" y "zombie": "smombie", que empieza a universalizarse para designar a quienes van por la calle pendientes de su móvil y sin prestar atención a lo que les rodea. Son los que suelen tropezar con otros viandantes por caminar lentamente como fantasmas metidos en una virtual burbuja fuera del ambiente por el que transitan, escuchando música, hablando con amigos, entrando en las redes sociales o simplemente navegando por internet. Los que producen accidentes al cruzar una calle sin respetar las señales de tráfico. Una preocupación para paseantes, organismos de tráfico y automovilistas en las ciudades.

Según parece, en China, donde contabilizan unos 300 millones de adictos a los celulares móviles, los conocen como la "tribu con la cabeza hacia abajo" y algunas ciudades construyen aceras para ellos. En otras colocan señales de luz o sonido para alertar a embebidos en la pantalla del móvil. En Holanda hay carriles para "smombies" como los de los ciclistas. En España, la Dirección General de Tráfico alertaba esta primavera del problema. Emitió esta advertencia por Twitter: "¿Caminas por la calle mirando al #móvil sin prestar atención a lo que te rodea? ¡Cuidado! Eres un #Smombie". Aludía a un estudio de la Universidad de Nueva York que señalaba que el 10% de los atendidos en urgencias de la gran urbe eran "smombies" que se habían caído o habían sido atropellados por ir entretenidos con su móvil. Y es que la realidad virtual llena los territorios del mundo. Los videojuegos y la mensajería instantánea ya son una realidad "real". Niños o ancianos, todo el mundo lleva su celular en el bolso, la mochila, colgado del cuello o en la mano. Y casi todo el mundo lo utiliza mientras va caminando. Muy pocos renuncian al invento o deciden no atenderle al momento, estén donde estén.

El pasado verano llegó la invasión de los pokémons y una gran cantidad de usuarios de "smartphones" o similares teléfonos "inteligentes" se dedicaron a perseguir bichitos virtuales por todo paraje donde alcanzase la cobertura. El fenómeno se extendió a nivel global y gentes de todo el mundo recorrían calles, plazas, parques y cualquier lugar donde normalmente hubiese una concentración humana -objetivo primordial de los promotores- en busca de gusarapos virtuales colocados por un avispado fabricante de videojuegos. La chavalería organizaba sus pokequedadas, pokeparadas y pokesafaris en función de la aparición de Pikachu y sus amigos Misty, Brock, Richie, May? en los mapas reales según la ubicación de cada jugador. La novedad provocó, por una parte, una movilidad a muchos seguidores que habitualmente eran sedentarios usuarios de juegos virtuales; por otra, el aumento de grupos de participantes que usan su tableta o teléfono peligrosamente distraídos con ese y otros juegos. Y si la marea pokémons fue remitiendo, los videojuegos se renuevan, aparecen otros nuevos y, sobre todo los jóvenes, siguen llevando sus teléfonos-tabletas a todas partes.

La distracción está servida. Estos aparatos que en principio eran simples teléfonos para hablar y comunicarse a distancia, fieles al origen de su nombre, hoy son ordenadores portátiles y de bolsillo. Según las condiciones de su conexión, sus prestaciones son múltiples y casi para lo que menos se utilizan es para la comunicación hablada. Muchas de sus aplicaciones son gratuitas y los mensajes de WhatsApp, Telegram, Twitter, Facebook, Instagram y demás se han generalizado de tal forma que enlazan a muchos miles de millones de personas de todo el mundo. La Fundación Mapfre ha realizado un estudio sobre la peligrosidad de esta moda que ya causa problemas de tráfico y convivencia sobre todo por quienes además del móvil se aíslan más al llevar puestos los cascos. Un redoble éste al fenómeno "smombie".

Compartir el artículo

stats