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El impuesto de circulación

El Ayuntamiento de Pontevedra cobró por primera vez hace cincuenta años, al igual que todos sus homónimos, el impuesto de circulación de vehículos de tracción mecánica.

La Ley 48/1966 de 23 de julio, matizada poco después por una Orden del Ministerio de la Gobernación de 8 de octubre del mismo año, dio pábulo al nuevo impuesto municipal. Su traspaso supuso una inyección económica nada despreciable, que todos los ayuntamientos acogieron con indisimulada alegría para engordar sus maltrechas haciendas.

Con la finalidad de incluir una previsión de su montante en los presupuestos municipales para el año 1967, el Ayuntamiento de Pontevedra concedió un plazo de quince días, entre finales de octubre y primero de noviembre de 1966, para formular la correspondiente declaración.

Un bando firmado por el alcalde Filgueira Valverde el 27 de octubre de aquel año sirvió al respecto de comunicación legal y supuso el pistoletazo de salida para su entrada en vigor al año siguiente. Aquel edicto requirió a los propietarios de coches sus datos correspondientes para elaborar un censo destinado a satisfacer dicho impuesto, con apercibimiento de la sanción oportuna.

A partir de entonces, el impuesto de circulación (IVTM) se convirtió en un clásico, y terminó por aportar al Ayuntamiento de Pontevedra el mayor peso específico de la recaudación municipal junto con el IBI, que también empezó a generar entonces un volumen económico muy considerable.

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