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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

No compre vieiras frescas ¡por sus hijos!

La vieira es sin duda uno de los platos más exquisitos que "regala" el Atlántico pero a la vez una tentación que el diablo pudo sustituir por la roja e inocua manzana del Edén para trastornar a Eva. Tampoco es de extrañar que Santiago Apóstol haya elegido su concha como símbolo de su peregrinaje pues muchas han consumido los caminantes para coger fuerzas y llegar a Compostela tan frescos, como si nada.

Pero eran otros tiempos, aquellos en los que las rías deberían estar más limpias o por lo menos cuando se desconocía la existencia de toxinas tan problemáticas como la ASP (amnésica) y DSP (diarreica). No hace falta explicarlo con más palabra para entender el alcance de sus consecuencias para la salud.

Por ello, el ciudadano debe recordar que solo la puede consumir a través de los cauces legales, es decir tras el proceso de congelado y evisceración que se ha encomendado a una empresa de Cambados.

En definitiva que nada de consumirla fresca como se ha hecho siempre y que si alguien se la ofrece está cometiendo un acto ilegal porque, en suma, está poniendo en riesgo la vida del consumidor.

Y el mayor problema no es la diarrea que pueda causarle ni siquiera los daños hepáticos derivados en el organismo, sino aquellos que surgen a largo plazo, aquellos que dejan secuelas neurológicas o coadyuvan a enfermedades degenerativas como el alzhéimer.

En definitiva un proceso que puede acarrear problemas tanto o más graves que la cocaína, la heroína o la metanfetamina, por poner alguno de los ejemplos más conocidos. Así lo confirman los técnicos que han alertado al legislador de los daños derivados de la ingesta de este tipo de productos sin pasar por los controles sanitarios establecidos. Y de ahí las elevadas sanciones y penas de prisión que se proponen para aquellos que tratan de crear un mercado negro paralelo sin tener en cuenta el daño que pueden causar a sus clientes.

Pero el legislador debería agravar la pena cuando esa vieira ilegal es adquirida por restaurantes que son conscientes del daño que pueden causar al consumidor. ¿Le ofrecerían ese placentero plato envenenado a su hijo si es quien le visita como turista? Bochornoso.

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