En una reciente entrevista en FARO DE VIGO el presidente de la Fegamp rechaza la fusión de Ayuntamientos en Galicia, lo cual no es ni novedoso ni original entre nuestra clase política, sobre todo la local, diciendo que aquí no hay exceso de ayuntamientos, entre otras cosas, porque tenemos menos que la provincia de Burgos, lo cual es verdad, pero esto suena a ese fragmento de "La vida es sueño", de Calderón de la Barca, en el que un sabio, pobre y mísero, se consolaba al comprobar que otro, más pobre y mísero que él, recogía las hierbas que arrojaba, porque podría haberse fijado en Murcia, donde, para una población de algo más de la mitad que la gallega, solo hay 45 ayuntamientos, un 86% menos que aquí. La cuestión no está en si nosotros estamos mejor que los que peor están, sino que en Galicia, en el año 2000, el 61% de los concellos tenían menos de 5.000 habitantes, mientras que 17 años más tarde ese porcentaje sube hasta el 64,5%. Los ayuntamientos que entonces tenían ese umbral de población han perdido más de 92.000 vecinos, un 19%, pero si contamos con los nuevos que han entrado en ese club la pérdida es de más de 53.000 vecinos, un 11%, a pesar de ser 10 concellos más, con lo que, si la fusión no es la solución desde luego el seguir como estamos parece que tampoco, pues la despoblación es cada vez más evidente y aguda y la prestación de los servicios por los pequeños ayuntamientos más precaria y difícil. ¿Que hay un problema de financiación local?, por supuesto. Entre otros lo llevo yo diciendo desde hace años, pero no toda la solución es dinero, sino tener unas administraciones locales con la capacidad suficiente para gestionar esos fondos. Lo que no parece ser la situación actual, con 202 de los 313 ayuntamientos gallegos por debajo de los 5.000 habitantes.

Es curioso que el presidente de la Fegamp cuestione las ayudas a la fusión de ayuntamientos preguntándose por qué se da dinero si supuestamente son un chollo. Pues porque se trata de un incentivo a mayores del que ya de por sí suponen en sí mismas. A cualquier alcalde le debería valer el que con la fusión se consiguiera aumentar el nivel de vida de sus habitantes, mejorando la prestación de los servicios que presta, pero como no parece ser suficiente hay que poner más dinero encima de la mesa. En cualquier caso, le recuerdo que hace muy pocas fechas se ha celebrado un congreso a nivel nacional en Huesca para tratar de la despoblación rural y las conclusiones giran todas en torno a la solicitud de más fondos, tanto nacionales como europeos, con lo que la pregunta podría volverse al revés, ¿si es mejor el sistema actual, por qué hay que inyectarle tanto dinero?

Pero lo más sorprendente es cuando dice que la fusión lo que va a suponer es agravar los problemas existentes. Y me gustaría conocer las razones y los datos en los que alguien, que ostenta un cargo como la presidencia de la Federación Gallega de Municipios, se basa. Yo, que soy uno de esos técnicos que vende las bonanzas de las fusiones a las que se refiere en su entrevista, acompaño todos mis trabajos y artículos con datos. Y cuando se hace una afirmación tan rotunda creo que lo menos que se puede pedir es que la documente. Yo acabo de hacer un ejercicio de abstracción de lo que podría suponer la fusión de los ayuntamientos de una determinada comarca que se encuentran a una distancia de entre 15 a 20 minutos de su capital, de la que no voy a dar el nombre pero que muchos podrían identificarla con su propia comarca, y me da, con datos reales, un nuevo ayuntamiento de en torno a 15.000 habitantes, con unos 190 núcleos de población y 280 kilómetros cuadrados de superficie. ¿Y por qué se agravarían los problemas con la constitución de este nuevo ayuntamiento y no sucede lo mismo, por ejemplo, con el de A Estrada, que tiene una composición similar? Si nos fijamos en los datos de la última liquidación tanto del Ayuntamiento de A Estrada como de los integrantes de ese nuevo ayuntamiento, este tendría un 9% menos de ingresos totales que aquel, sin contar ayudas, sobre todo como consecuencia de la menor participación que le corresponde en los tributos del Estado considerados individualmente con respecto a la que tendrían por la población resultante del nuevo, y, por contra, A Estrada dedicaría un 17% más a la prestación de servicios públicos básicos y nada menos que un 48% más a servicios sociales que la suma de los integrantes de ese hipotético nuevo concello, con el agravante de que en este los gastos generales suponen un 49% más que en el de A Estrada. ¿Tendrá algo que ver todo esto con que para gobernar A Estrada se necesiten 21 concejales mientras que para los integrantes de ese teórico nuevo ayuntamiento, antes de la fusión, se necesiten 83?

En cualquier caso, cuánto ganaríamos todos si de una vez por todas se convocase un congreso, jornada, mesa redonda, o como se le quisiera llamar donde todos, los partidarios y los detractores de las fusiones, pudiésemos poner encima de la mesa los datos y argumentos a favor y en contra, sin reservas y sin miedo al resultado. Creo que la situación lo está pidiendo con urgencia. Seguir haciendo declaraciones unilaterales es seguir condenando a nuestros pequeños pueblos a la desaparición.

*Secretario de Administración Local.