Aunque ya apenas sea noticia, se calcula que murieron casi cien mil bebés en 2016 por prácticas abortivas en nuestro país.

En mis conversaciones con gente de la calle, y quizá más todavía con colegas científicos, confirmo que para muchos de ellos el respeto y la dignidad que merecen un delfín, una jirafa, un perro, e?, incluso, un pulpo, son las mismas que las de una persona humana: el hombre y la mujer valen tanto -o menos-, que una buena mascota. Por otra parte, con el soporte de la tecnología actual y la emergente se logrará trasformar la especie humana hasta extremos inusitados, e, incluso, en no muchos años se llegará a crear una nueva especie: los cyborgs.

Cuando pregunto a algunos de mis amigos, alumnos y compañeros qué es el hombre o qué es la mujer, normalmente obtengo respuestas explicativas con base en un proceso evolutivo aleatorio, que forma un arco sin solución de continuidad desde los primitivos antropoides hasta un animal bípedo que gestiona bien la comunicación verbal y ha originado la cultura.

Muchas series y programas de televisión, numerosas películas y novelas presentan protagonistas que no favorecen en absoluto la comprensión de la dignidad y respeto que merece la persona humana.

En definitiva, por diferentes caminos llego a la conclusión de que una de las patas que sustenta la actual crisis de valores que impera en todo Occidente es la carencia de una noción clara y adecuada de lo que es el hombre, de cuándo comienza la vida humana, y de cómo es más apropiado que un enfermo en fase terminal, un anciano o una anciana, vivan los últimos años de su vida.

En otras palabras, compruebo el olvido, ocultamiento o banalización del concepto de persona humana. O, dicho con palabras más cultas, de una verdadera antropología.

Se pueden hacer cábalas sobre cómo llenar este vacío, pero lo que me parece más eficaz es el método de la "teta sabia".

Lo explico: A una madre embarazada, con su tripa y sus pechos en continuo crecimiento, se le acerca otro hijo pequeño:

- Mamá, ¿por qué tienes la tripa tan gorda?

- Ven hijo, toca. Aquí dentro está tu nueva hermanita.

Esa mujer ha hecho más por la antropología que sesudos argumentos y profundas y meditadas clases magistrales.

Claro está, para eso haría falta que hubiese mujeres embarazadas, y, además, que tuviesen más de un hijo, un escenario poco probable en nuestro país, en el que la tasa de nacimientos es actualmente inferior a 1,3 por mujer.

En conclusión: necesitamos más tetas sabias.

*Doctor en Biología