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Vigo metropolitano en la Galicia céltica

Desde mi viejo oficio de diseñador, con este libro pretendo dar una nueva visión de la última fase de nuestra prehistoria gráfica metropolitana, a la vez que intento ayudar a sacar de la oscuridad la prolífica cultura céltica, a través de los signos prescriturales y relevantes símbolos que otras culturas pretendieron sepultar. Aquella sociedad céltica, como la llamaron los griegos, era autóctona galaica. Nada que ver con la posterior cultura celta centroeuropea de mil años más tarde, como proponían los románticos del celtismo galaico del s. XIX. El libro trata de reunir el amplio colorido cultural del área geográfica que actualmente ocupa esta metrópolis. La estructura social celto-galaica de la Edad del Hierro no es posible comprenderla en términos únicamente arqueológicos. El término celta es un concepto étnico, según Almagro Gorbea, aplicable a estos pueblos del Occidente europeo y abarca los rasgos culturales, su lengua, el territorio o sus nexos históricos. En este libro intento ofrecer más conocimiento sobre el Vigo metropolitano de aquella Galicia céltica, a partir de la interpretación del mensaje que ofrecen cerca de quinientos símbolos, signos y originales representaciones iconográficas herencia protocéltica de etapas anteriores.

Galicia era un espacio central atlántico que algunos catedráticos compostelanos colocaron en la periferia del interés prehistórico. En la actualidad Galicia va ocupando ese lugar central del origen céltico en el mundo cultural atlántico. Es sintomática la reciente exposición "The Celts" de gran audiencia mundial, en el British Museum de Londres, en donde se reconoce el papel originario y central de Galicia en el nacimiento y expansión de la cultura céltica atlántica. Soy consciente de que reposicionando la cultura celta en nuestra sociedad ayudamos a reposicionar Galicia. La negación del mundo precéltico, y de la posterior cultura celta, es una de las batallas ideológicas todavía sin resolver por completo en la universidad compostelana. Hace tiempo que investigadores de otras universidades británicas, francesas o hispanas han comprendido que la Historia es un proceso cuyo fin es la libertad y no un comodín de uso ideológico.

Los artistas neolíticos reunieron tres elementos básicos en casi todos los petroglifos: lo visual, lo conceptual y lo relacional. La posterior cultura celta añadiría un cuarto elemento a estos trazados neolíticos: intelectualizar aquellos rasgos y ofrecer el carácter práctico de aquellos dibujos. A través de la amplísima recogida de datos gráficos llegamos a la conclusión de que estas culturas pensaban con imágenes (como simbólica es la ciencia misma, en el día de hoy). Los símbolos de esta sociedad, la céltica, que nos dejó tal riqueza gráfica y lingüística, constituyen la evidente manifestación de su inteligencia. Toda esta expresividad ágrafa de la cultura céltica ha servido de inspiración a un buen sector de la literatura castellana. Las huellas de la compleja cultura céltica son mucho mayores de lo que se supone.

*Publicista y autor de "Vigo metropolitanona Galicia céltica".

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