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OPINIÓn

Descontrol permitido y consentido

Dicen que las normativas, véase ordenanzas municipales, se aprueban para cumplirlas. Pero en el caso de la conocida como instalación de terrazas en la vía pública, esa que es de todos los ciudadanos, la realidad es otra muy diferente. Una regulación necesaria que brilla por su ausencia. El descontrol ya forma parte del paisaje urbano, pero lo más lamentable es que es permitido y consentido por un gobierno que se escuda en la falta de recursos humanos y una tramitación "compleja". Y poner la guinda en que se intenta aprobar una nueva ordenanza, pero la culpa es de la oposición que no colabora, y así llevamos más de ocho años.

Las terrazas crecen en la ciudad como los champiñones en su buena época. Se ocupan aceras, en las peatonales se pasó de una a dos filas, y que decir del casco histórico, sobre todo en la denominada calle de los vinos: en fila india y con serios problemas de movilidad, esa que tanto tienen en la boca algunos políticos. Poco le importa al gobierno que informes de la Policía Local les saquen los colores, en especial cuando revelan que es tal el desenfreno colocador que son muchos los que pasan de solicitar permisos y hacen lo que les viene en gana. Para qué, si al final no pasa nada. La calle es de ellos.

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