Hace unos días ha sido presentado el Informe COTEC 2017 que describe la situación actual de la innovación en España preparado por la Fundación COTEC, entidad sin finalidad de lucro y patrocinada por importantes empresas y diferentes organismos de administración pública española, entre ellas la Agencia Galega de Innovación y es una buena radiografía del I+D+i de nuestro país.

Las economías que buscan basar su crecimiento en el conocimiento, deben contar con una fuerte capacidad tecnológica y un capital humano cualificado y competente, constituyéndose como factores estratégicos esenciales para el desarrollo económico, máxime en el nuevo contexto de avance tecnológico que está experimentando local e internacionalmente todos los sectores tanto industriales, de servicios e incluso el sector primario.

Esto no se compadece con la falta de implicación de las grandes empresas en materia de I+D en España, donde los porcentajes de crecimiento de gasto no permite que, después de cinco años de decrecimiento, los incrementos actuales no alcancen la intensidad que sería la lógica derivada del incremento del PIB. El nivel de inversión en innovación está en nuestro país en niveles del 2004.

Nuestra economía se caracteriza por que los sectores más activos son los que tienen una clamorosa baja intensidad tecnológica y el mercado de trabajo se dinamiza preferentemente con trabajos de baja cualificación, todo lo contrario, con lo que sucede en los países más desarrollados del entorno de la zona euro.

Si participación de la gran empresa es baja, el esfuerzo de la administración pública pretende resolver parcialmente la iniciativa, no obstante, aunque habiendo incrementos muy discretos de la inversión, se ve mermada la eficiencia de las iniciativas, cuando puede comprobarse un decreciente nivel de ejecución presupuestaria. Se dota de medios, pero la burocracia no permite llevar a cabo eficientemente los proyectos.

La pescadilla finalmente se come la cola. No sé si se conoce este dato, pero realmente es muy relevante. Los ciudadanos españoles realizan estudios durante 13 años, entre los 3 y los 16 años, pero mientras en la Unión Europea terminan la educación secundaria obligatoria el 45% de los alumnos, en España solamente terminan sus estudios en este nivel educativo el 24,5% y esto se ve agravado por ser nuestro país muy atípico donde la ocupación laboral de los titulados superiores de forma significativa lo hacen en puestos de trabajo que no requieren ese nivel de cualificación.

*Economista