No es la primera vez que representantes del empresariado de Galicia asisten a reuniones sobre la defensa de un corredor de mercancías que ponga a nuestra comunidad en el mapa de la red troncal ferroviaria que une España con Europa, ahora llamado Corredor Atlántico, para diferenciarlo del homólogo que recorre la costa Mediterránea.

Siendo positiva esta participación, no está a la altura de la necesidad de Galicia. Primero porque los representantes del empresariado gallego vienen actuando a remolque de las iniciativas que toman los empresarios de Asturias, Cantabria y León. Segundo porque nuestros representantes llevan largo tiempo sin adoptar al respecto una actitud y una propuesta común, y su participación se realiza a título provincial y casi personal en algún caso. Y tercero porque parecen no ser conscientes del alcance y de las repercusiones de la propuesta.

Una vez que se pacifique el panorama en las confederaciones empresariales de Galicia, y no parece estar cerca conseguirlo, si de verdad conceden alguna importancia a la problemática ferroviaria de nuestra comunidad, deberían ponerse manos a la obra y con sus técnicos como expertos, o a través de alguna consultoría solvente, analizar la situación del ferrocarril de mercancías en Galicia, su práctica inoperancia salvo para tráficos muy localizados y ligados a negocios concretos dentro de la propia comunidad, la escasa participación de este tipo de transporte desde/hacia Galicia en el segmento nacional y los, prácticamente inexistentes, tráficos de mercancías con Europa.

Ante las dos concepciones de construir y mantener vías allí donde los tráficos lo exigen y la de construir y mantener vías que el tráfico ya llenará, aquí parece apostarse por esta segunda. Siendo así, los empresarios gallegos llegarán a las conclusiones siguientes:

a) Los puertos de Galicia, de los que presuntamente se esperan los grandes tráficos, distan del punto más próximo al proyectado Corredor Atlántico de la UE, 580 km el de A Coruña y 550 el de Vigo, si la conexión (vía León) se hiciese en Palencia, o 545 el de A Coruña y 470 el de Vigo, si la conexión (vía Zamora) se realizase en Medina del Campo.

b) Los puertos de Gijón y Santander se hallan a solo 290 km y 220 km de Palencia en el Corredor Atlántico, por lo que estos dos puertos serán los grandes beneficiados por la mejora que propone la Plataforma de impulso logístico del Noroeste. ¿Apoyamos a la competencia?

c) En Galicia todavía seguimos con tres importantes puertos sin acceso ferroviario: el nuevo de Ferrol aún tardará unos cuatro años en poder utilizarse, el nuevo de A Coruña no antes de seis años y el de Bouzas en Vigo, no dispone siquiera de estudio informativo, lo que lo aleja al menos 10 años en el horizonte.

Como expuse al principio, participar en cualquier lobby que vele por el ferrocarril de mercancías e impulse actuaciones en el sentido de conseguir mejoras para el futuro es defendible, pero no del modo en que el empresariado de Galicia lo viene propiciando: se precisa conocer muy bien nuestra situación y sobre todo definir cuáles son los temas y los objetivos que mejor rendimiento puedan reportar para nuestra alejada y decimonónica infraestructura ferroviaria. Se precisa unificar los criterios de las diferentes visiones "provincianas" con que hoy actuamos en el exterior, y que pueden llevarnos a impulsar lo que menos favorece a nuestra necesidad.

Desde hace 60 años, disponemos de una línea idónea con trazado directo y pendientes adecuadas para la circulación de mercancías, que pone Madrid a 675 km de Vigo y 750 km de A Coruña (vía Zamora). Pero la operadora estatal sigue ofreciendo servicios por León, línea de tortuoso trazado con pendientes un 40 % más elevadas que por Zamora, alargando las distancias desde Madrid a 840 km para Vigo y 845 para A Coruña? Al día de la fecha no se conocen iniciativas de las entidades empresariales de Galicia en sentido de conseguir la utilización más favorable de la red ferroviaria que se halla a nuestro servicio.

Como reflexión final, la planificación nacional de infraestructuras del ferrocarril corresponde a la Administración del Estado, y debe dar respuesta a las necesidades futuras de ciudadanos y empresas del país. Por ello debe exigirse a la Xunta de Galicia que vele por los intereses de la comunidad y por la efectiva participación de nuestras entidades empresariales en la elaboración de las propuestas de infraestructuras que nos afecten en España o en relación con Europa. Y no andar mendigando en plataformas lo que les corresponde por ley.