El cementerio vigués puede que no sea muy apetecible espacio de visita para algunos, por sus evocaciones, pero parece evidente lo que dice del mismo el historiador Xosé Ramón Iglesias: en su conjunto debiera considerarse como una gran obra de arte escultórico-arquitectónica, de valor incalculable. Cierto, aunque no sé si el valor de la memoria que allí se encierra, pese a ser abstracto e inmaterial, es mucho más grande. El caso es que por una u otra cosa, o por las dos, el BNG organiza, a través de su Comisión Comarcal, una visita guiada por este historiador, para dar luz a lo que puede ser experiencia única para quien desee conocer esta faceta funeraria del siglo XIX, producto de la prosperidad de Vigo entonces con obras de Pacewicz, Jenaro de la Fuente, Asorei..., y mausoleos como los de Concepción Arenal, Gómez Román, el cineasta José Gil o el héroe de la Reconquista, Cachamuíña. Si te pone la propuesta, el sábado a las 10, 30 en la puerta del cementerio de Pereiró.

Ripalda y sus premios

Quien merecería vivir mucho tiempo y, el día que le toque como a todos, tener una tumba de honra digna de ser visitada es el maestro Xosé Lois Ripalda. Es un caso de amor por Galicia incólume y su vida por los colegios de Vigo, desde la montaña al mar, un ejemplo de sencillez y perseverancia que evoca a aquellos viejos maestros de la República. Ripalda está contento estos días porque le acaban de conceder alumnos de Primero y Segundo de ESO un premio Martín Sarmiento, que fue a recoger a Santiago. El título de su libro, Inspector Chumbo, que debe ser más el número 20 de los escritos por él, los más de antropología gallega.. Los Martín Sarmiento no tienen dotación económica y no se presenta uno a ellos, se entregan "motu propio".

La mar de Álvarez Blázquez

Vuelve a colgar el abogado Javier Álvarez Blázquez unos cuadros, y esta vez en el restaurante El Capitán, al que él ahora llama Capitán Olmedo, por el apellido de su maittre tras la jubilación de Jaime López. Son lienzos de peces, su especialidad, presididos por un marrajo de más de metro y medio, que domina un mar de sardinas, reos, besugos... dispuestos por todo el local. Creo que el peculiar Avelino Abilleira , ese personaje que aparece y desaparece sin dejar rastro, pasó por allí haciendo gala de su enigmatismo, y le dijo a un amigo: "Me gustan mucho los cuadros, pero yo le pondría un poco de intolerancia".

El poeta y la diseñadora

Y ayer tuve dos citas refrescantes por la mañana. Primero, con el poeta irlandés Keith Payne, traductor al inglés de "Six Galician Poets", que me habló del festival de poesía Poemaria que se celebrará en Vigo esta semana. Nos tomamos un café en el Grettel mientras hablábamos, y allí llegó mi segunda cita, que me traía algo que, como poeta, le interesó mucho a Payne. Ella se llama Sheila Nogueira, trabaja diseñando etiquetas parta los vinos Martín Códax, y encontró el lunes en la playa moañesa de A Borma la última de las 30 botellas que desde hace años un personaje misterioso me hace llegar por las aguas de la ría, con un artículo en su interor que acabo publicando en mi contraportada de los domingos . Sheila estaba contenta por haberla encontrado.