Desde el primer momento, Amigos da Cultura fue el colectivo social que plantó cara al alcalde Rivas Fontán con mayor firmeza y determinación para tratar de revocar su proyecto de remodelación de Las Palmeras.
Llovía sobre mojado porque el colectivo venía de mantener una dura batalla con el regidor capitalino a cuenta de la ubicación del monumento a Castelao en los jardines de Santa María, hoy desaparecidos. Entonces Amigos da Cultura se salió con la suya. Sin embargo, luego no pudo hacer lo propio con los Jardines de Vincenti.
Un encierro en el santuario de La Peregrina en la tarde del lunes 18 de marzo de 1985, que después se prolongó durante toda la noche, hasta la mañana del día siguiente, constituyó su primera acción de protesta contra el controvertido proyecto, a fin de llamar la atención y sensibilizar a la ciudadanía frente al intento de destrucción "dun dos rincons mais entrañabeis da nosa cidada".
Una veintena de socios de Amigos da Cultura, con su presidente, Xosé Luís Villalba, y su secretario, Augusto Fontán, al frente, protagonizaron el encierro, que transcurrió sin incidentes. Como la directiva de la Cofradía de La Peregrina se mostró condescendiente y no formuló ninguna denuncia, la Policía Nacional no ordenó su desalojo y se limitó a seguir de cerca la protesta sin intervenir en ningún momento.
Tampoco cambió el destino de Las Palmeras la queja colectiva de profesores y alumnos de un curso de paisajismo que aquellos días se impartía en el Centro Forestal de Lourizán.
