La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública considera que no se deben aceptar los 320 millones de euros donados por Amancio Ortega para la compra de equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer en los hospitales públicos españoles porque cree, entre otras cosas, que la sanidad pública debe financiarse a sí misma. Además, el creador del grupo Inditex está siendo criticado por quienes le acusan de intentar lavar su imagen y de recurrir a la filantropía barata mientras tiene a asalariados cobrando miserias en los países asiáticos. La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Aragón ha llegado a decir que la "Comunidad no tiene que recurrir, aceptar, ni agradecer la generosidad, altruismo o caridad de ninguna persona o entidad. Aspiramos a una adecuada financiación de las necesidades mediante una fiscalidad progresiva que redistribuya recursos priorizando a la sanidad pública". De acuerdo Yo también quiero que la sanidad pública tenga de todo y no necesite aceptar ni agradecer donaciones. Pero, mientras conseguimos esos recursos, ¿tenemos que rechazar los 290 equipos de última generación que paga Amancio Ortega? Me da igual si con ello pretende lavar su imagen, ayudar a los demás o ir al cielo, pero si con estos aparatos se puede salvar una sola vida por detectarle el cáncer a tiempo, bienvenida sea esa "limosna de millonario", como ha calificado la donación el líder de Podemos en Baleares, Alberto Jarabo. Parece de una ligereza infantil rechazar cualquier tipo de ayuda, siempre que sea legal, que contribuya a frenar esta maldita de enfermedad, apelando a un orgullo mal entendido. Para la investigación, prevención y tratamiento del cáncer nunca es suficiente, además de que esa Arcadia feliz en la que la sanidad pública disponga de todos los medios necesarios, está muy lejos de la realidad.

Los que abogan por no aceptar el dinero del fundador de Zara están diciendo también estos días que el problema de estas donaciones es que el que da el dinero decide en qué se debe gastar, en lugar de decidirlo la administración. Es de admirar el optimismo y la inquebrantable confianza de las asociaciones de defensa de la sanidad pública, pero otros, francamente, y viendo cómo y en qué han gastado el dinero muchas administraciones, casi preferimos tener la certeza de que el dinero de Amancio Ortega se gasta en mamógrafos y no en lo que el político de turno considere más urgente.

En cualquier caso, antes de decidir si aceptar o no la donación, que pregunten a los enfermos oncológicos y a sus familiares qué opinan y se dejen de chorradas.