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Londres: conservadores irresponsables

Therese May ha ganado por la mínima -sin mayoría absoluta, cosa rara en Gran Bretaña- las elecciones pero ha sufrido una fuerte derrota que puede incluso liquidar su carrera política. Cuando anticipó en nada menos que tres años la cita electoral, lo hizo creyendo -las encuestas de abril- que incrementaría hasta 100 la escasa mayoría absoluta de diputados que tenía. Quería ser una nueva Thatcher que dominara con mano de hierro a los conservadores y negociar desde una posición de fuerza un Brexit duro: salir no solo de la UE sino también del mercado único y limitar la entrada de inmigrantes europeos. Ya ha perdido las dos apuestas.

Y el partido conservador, expresión política de la clase dirigente, ha mostrado un alto grado de irresponsabilidad. Primero, David Cameron convocando, tras su victoria de 2015, un referéndum sobre el Brexit al que nada le obligaba, salvo que lo había prometido a los tories euroescépticos para no comprometer su liderazgo. Pensaba que ganaría el referéndum y lo perdió. Ahora May, queriéndose catapultar recurriendo al populismo del Brexit duro (contra la inmigración) y negándose a ver las negativas consecuencias para la economía de la salida del mercado único.

Al final los laboristas de Jeremy Corbyn, pese a la deriva a la izquierda, han demostrado más sensatez al no querer abandonar el mercado único y tener menos aversión a la inmigración. Y la remontada de la campaña indica que el tono distendido de Corbyn y sus críticas a los recortes han conectado mas que el populismo nacionalista. Cierto que los atentados de Manchester y Londres han facilitado extender la crítica al descenso de 19.000 policías durante el etapa de May en el ministerio del Interior. Pero debe ser una de las pocas veces en que la demanda de más seguridad no ha beneficiado a la derecha. Cierto también que May cometió errores de bulto como anunciar en campaña -sin consultarlo casi a nadie- que recortaría los beneficios sociales de la clase media con vivienda propia de determinado valor. Y retirarlo dos días después.

El resultado conservador es más grave porque coincide con la práctica desaparición del UKIP (el partido antieuropeo y antiinmigración) que en 2015 sacó un 13% de los votos. May no se ha beneficiado del discurso populista ya que solo un poco los liberales y mucho más los laboristas han ganado diputados.

Conclusión: cuando un partido de gobierno, de derechas o de izquierdas, cae en la tentación del populismo está alimentando una corriente que luego puede no controlar. Y hoy Gran Bretaña tiene una inestabilidad interna mucho mayor que cuando Cameron ganó en 2015, no sabe cuál debe ser su relación con Europa, y su economía (la libra volvió a bajar al conocerse los resultados) ha entrado en una etapa de incertidumbre.

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