Hay muchas formas de ser un radical. Por ejemplo, siendo un género blindado el de las necrológicas -pues, salvo para genocidas o delincuentes de notoria depravación no hay necrológica mala- consuela por su radicalismo la que el profesor y crítico literario Francisco García Pérez dedica a Juan Goytisolo, resaltando con el buen humor característico su condición de eterno quejica con manía persecutoria (o así). Como al final un estilo viene de la forma de acomodo o desacomodo que uno tenga en el mundo, vale incluso como semblanza literaria, aunque (otro rasgo radical) deje esta casi de lado. Siendo yo devoto del circunstancial necrólogo, aduciría no obstante que la radicalidad del finado en el asunto de la relación con el mundo árabe, poniendo de veras un pie a cada lado, eleva a causa admirable su desapego, al que en todo caso, queriendo o no, rinde homenaje una necrológica radical así.