Veintiocho entidades de diversa índole en el terreno de la exclusión social recibieron el viernes un apoyo real de ENCE que en muchos casos supone una ayuda importantísima para colectivos casi anónimos que dedican tiempo y esfuerzos personales a intentar paliar los problemas de personas y familias enteras, más de las que parece, que sufren en esta sociedad injusta donde las haya. De Marín han sido cinco las entidades agraciadas con el gesto de la tan "atacada" pastera y, cada uno de ellos, mejorará su servicio al ver reconocidos sus respectivos proyectos presentados al efecto. Que ENCE haya dedicado tres millones de euros (quinientos mil de los cuales corresponden a este tramo de la "exclusión social") es una buena noticia se mire por donde se mire y quien la mire, sobre todo pensando en que, en próximos ejercicios se repetirá ese apoyo a nuevos proyectos de éstos u otros colectivos. Las entidades benéficas no gubernamentales (la gran mayoría), se cansan de pedir apoyo de quienes mandan y gobiernan y, casi siempre, la negativa o la estrechez es la respuesta con lo que tienen que hacer "bolillos" buscando recursos y "sableando" a los amigos que acaban pagando la indiferencia gubernamental. Gratitud merece ENCE por su gesto y, aquellos que lo han despreciado, simplemente han hecho como un soldado que decía "que se joda el sargento, que no le como el rancho". Pues vale.
