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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

Un minuto y sobran treinta segundos

Mariano Rajoy ha dicho que hablará con Pedro Sánchez cuando tenga un minuto. Lo peor es que en un minuto a más tardar ambos ya se habrán dicho todo lo que se tienen que decir. Si la conversación es exprés sobrarán treinta segundos. Sánchez basa su ambición en el rechazo a Rajoy, Rajoy su defensa en la exposición al ridículo de Sánchez. En unas circunstancias así, dos personas que se desprecian de esa manera comprenderán que no tengan nada que decirse.

Rajoy tiene un nuevo problema puntual con el secesionismo catalán. Sánchez, en cambio, coquetea con la idea de una España plurinacional. Para él, Cataluña es una nación aunque en su partido haya quienes se pregunten si sabe lo que quiere decir. No se van a poner de acuerdo en la unidad territorial de este país que hasta anteayer parecía ser algo compartido por el PP y el PSOE.

En realidad Sánchez tiene prisa por llegar y Rajoy ninguna por marcharse. El secretario socialista va a apurar al máximo las opciones de la corrupción para desgastar a su rival, mientras que el presidente del Gobierno explotará la inconsistencia del adversario repitiendo que no tiene tiempo para perderlo discutiendo con un opositor que vive abrazado el marxismo veleta de Groucho: estos son mis principios y si no les gustan también tengo otros. Sánchez está obligado a escorar o a arrimarse a la izquierda indigente para sumar, y ahí encuentra Rajoy su principal baza. Y también Albert Rivera, que ya le está pidiendo al ganador de las primarias del PSOE que se defina en su idea de España para iniciar el asalto al centroizquierda, como Macron hizo en Francia con los restos del socialismo exultante de Benoît Hamon, que como recordarán también barrió a su rival moderado gracias al voto de los militantes.

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