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La semana de A Ferrería

Sálvese quien pueda

Sanxenxo está a escasas horas de tener un nuevo alcalde y un nuevo gobierno. Por un lado la alianza SAL-PP impone una lógica que llega con dos años de retraso, pero por otro muestra la veleidad del todavía regidor Gonzalo Pita a tenor de como ha ido gestionando los problemas que le han surgido en su mandato. Ahora parece que, por segunda vez, ha tenido que volver a elegir entre lo malo y lo menos malo.

El coste de esta operación es una crisis interna que llevará a Sanxenxo Agrupación Liberal a su práctica desaparición. Llegados a este punto Pita carece de autoridad moral para descalificar a una parte de los afiliados de SAL contrarios al pacto con Telmo Martín, a los que para más inri amenaza con expulsar. Sus críticos mantienen una coherencia de la que él ha carecido y no hacen otra cosa, incluida la edil Vanessa Rodríguez, que defender unos argumentos que Pita y la cúpula de SAL utilizaron cuando crearon esta fuerza política y, especialmente, tras el resultado electoral.

Pita viene a darle la razón ahora a aquellos que decían que SAL y PP eran lo mismo; afirmación que él se encargó de negar una y otra vez, arremetiendo contra la política de los anteriores gobierno del PP a los que acusó de ser causantes de todos los males habidos y por haber en el municipio.

Ha confundido el camino desde un principio, lo hizo cuando pactó el cuatripartito por su afán de ser alcalde y ahí están las consecuencias, y lo hace ahora al imponer un pacto con el rechazo de una parte importante de afiliados, volviendo a anteponer su interés personal. Quizá tenga mucho que ver en este asunto el que fue fundador de SAL, Francisco Villaverde, en su día edil de Urbanismo del PP.

A estas alturas del conflicto Gonzalo Pita y los dos concejales que le acompañan en este viaje, Jesús Sueiro y Daniel Fernández, deberían estar arreglando, si no lo están haciendo ya, su afiliación y regreso a las filas del Partido Popular, porque han dejado a SAL sin futuro y sin razón de ser. Lo mismo que hizo en su día Roberto Agís con Sanxenxo Pode cuando optó por abandonar el gobierno cuatripartito.

Por lo de pronto, Pita ya no cuenta con la confianza de gran parte de votantes y afiliados de SAL; y a partir de junio todavía menos porque en los plenos donde antes decía digo ahora tendrá que decir diego, y ahí su dignidad quedará en entredicho. En resumen, Pita deja a su partido al borde de la desaparición y él pasa a ser un político sin palabra. Y eso es lo peor que le puede suceder. Será su legado.

La excusa de Luis Rocafort, cuando ya se llevaba tiempo negociando con Telmo Martín, lo deja todavía en peor lugar. Porque si fuera cierto que ofreció la Alcaldía a Martín porque la Diputación no proyectaba una veintena de aparcamientos en una calle que será lo mejor de Sanxenxo, es de una insentatez total. Máxime si vemos el estado en el que están las calles del centro de esta villa.

Es de imaginar que Telmo Martín recomendará a Gonzalo Pita que mantenga su boca cerrada en los próximos dos años. Será la mejor forma de evitar líos y sonrojos.

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