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El estanque de los patos

El estanque de los patos tuvo en su diseño original un tamaño más pequeño. Pero cuando la obra comenzó a ejecutarse, se añadieron sobre la marcha algunas mejoras que hermosearon el resultado final.

A la vista está que fue un gran acierto soslayar su tala y mantener en su interior el pino ya existente, que hoy presenta un aspecto magnifico. Alrededor del árbol se articuló un pequeño islote donde se levantó una graciosa caseta de ladrillo rojo para cobijo de patos y aves, que dio mucho juego.

Al arquitecto municipal no le costó mucho convencer sobre la idoneidad de aquellos retoques a los integrantes de la Comisión Municipal de Obras y Urbanización, quienes oficializaron las modificaciones a través de una moción aprobada el 31 de octubre del mismo año 1949.

Casi quince años después llegaron al popular estanque los moradores más exóticos que salpicaron nunca sus ranitas surtidoras: una pareja de cocodrilos.

El doctor François Viard, veraneante habitual de O Grove, donde toda su familia era conocida como "los franceses de A Barcela", su playa de asentamiento, tuvo a bien realizar tan singular obsequio al alcalde Filgueira Valverde. Antes de regresar a París aquel verano de 1964, el doctor Viard hizo entrega al regidor de los dos cocodrilos de pequeño tamaño, que contaban un año y medio de vida. Su especie resultaba inofensiva hasta los cinco.

Nadie quiso perderse tan relevante suceso y todo el mundo acudió al estanque de los patos para contemplar a sus nuevos habitantes, que durante su corta estancia nunca molestaron a patos y cisnes.

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