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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

La UDEF y el bandolerismo

Vamos de sorpresa en sorpresa. Ahora descubrimos que la Guardia Civil, ese instituto armado de naturaleza militar que mucha gente asociaba con la defensa de los intereses de la dictadura y de la derecha más carpetovetónica, se ha convertido en instrumento eficacísimo en las investigaciones sobre los casos de corrupción política. Ya lo descubrió, muy a su pesar, el viejo Jordi Pujol cuando supo que la justicia husmeaba el rastro de los negocios de su familia. "Pero ¿qué coño es eso de la UDEF?", dijo, entre despectivo e indignado, durante una comparecencia ante el Parlamento de Cataluña. ¿Cómo es posible -debió de pensar- que unos funcionarios de mierda se atrevan a meter las narices en los asuntos financieros de un padre de la patria, el mismo que fue exculpado en el caso de Banca Catalana, el mismo que dio estabilidad a los gobiernos de Felipe González y de Aznar cuando la necesitaron, el mismo que se permitía dar consejos al Rey y era considerado el mejor ejemplo de la sensatez y la cordura política. "A ver... que me lo expliquen... ¿qué coño es eso de la UDEF?

"Pues bien, la UDEF es la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal que el benemérito instituto pone al servicio de la administración en tareas de policía judicial. Son esos agentes a los que vemos entrar, casi a diario, en dependencias institucionales, entidades financieras, empresas y sedes de partidos y luego vemos salir de allí cargados con pilas de documentos, ordenadores, y otros elementos de prueba. La televisión ha convertido en familiares esas actuaciones y ya a nadie sorprende el trasiego. El trabajo se les acumula, dada la extensión del territorio que abarcan los dominios de los corruptos, pero lo resuelven con diligencia si tenemos en cuenta el número de miembros de la unidad (30 o 40 personas) y el modesto salario que cobran (1.500 euros al mes). No obstante, no todos los ciudadanos están de acuerdo en valorar como se merece esta ingrata e imprescindible labor.

Desde que la investigación sobre los casos de corrupción empezó a afectar a importantes personajes del partido del Gobierno, las críticas a las actuaciones de los jueces y de la UDEF menudean. En unos casos se les reprocha exceso de celo y en otros, atreverse a calificar conductas como delictivas cundo esa es tarea reservada al juez. Un reproche que en algunas tertulias de la radio y de la televisión se ha convertido en denuncia de prácticas totalitarias propias de un estado policial. "Yo he llegado a sentir miedo -le he oído decir a más de dos tertulianos- ante la deriva que esto está tomando". Fuera de la comicidad (involuntaria, supongo) del comentario, habrá que congratularse de que exista en la Guardia Civil una unidad (insuficiente a todas luces dada la abundancia de casos de corrupción) que cumpla esas tareas. Al fin y al cabo, la Guardia Civil, desde su fundación en 1844 por el duque de Ahumada, fue un cuerpo armado dedicado entre otras cosas a combatir el bandolerismo. Y en cierto modo es bandolerismo, aunque de otra clase, el que practican los políticos que utilizan su paso por las instituciones para saquearlas.

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