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Hecho y comentario en la información

Hace muchas décadas discutía animadamente sobre el tema del título, sobre todo en relación con los procesos revolucionarios en curso y los movimientos de liberación nacional. Frente a la afirmación conservadora del hecho en sí, (en este contexto) ajeno a interpretaciones que lo justificaran, sostenía yo, imbuido de lecturas divulgativas del principio de incertidumbre, mal leídas y peor asimiladas, la primacía del observador en la configuración del hecho, la legitimidad de segmentar el fluir del acontecer conforme a una escala que englobase todos los factores relacionados con el hecho principal en un macrohecho, justificando así la necesidad de aquellas revoluciones y movimientos.

Como dice Sampedro en un trabajo reciente "el papel de la ideología dominante es subordinar los hechos a los valores". Yo diría, el de cualquier ideología. Lo que ocurre es que hoy la única ideología dominante es la del tardocapital que privilegia la interpretación antes que la verdad.

Por el contrario, hay que afirmar vigorosamente el hecho autónomo, sin que en la práctica sean necesarias discusiones filosóficas sobre el hecho en sí. Guiémonos por el análisis oracional de la gramática tradicional que nos muestra las articulaciones de lo real.

Pero los hechos no se producen aislados, están vinculados con otros hechos en constelaciones de hechos, constitutivamente incompletas ya que siempre es posible descubrir nuevos hechos vinculados. Ese es el terreno de la interpretación que analiza esas constelaciones en relación con el hecho comentado, descubre en su caso nuevos hechos vinculados que llevan a la modificación del hecho principal (o de la interpretación). Las propias constelaciones no son estáticas sino que se modifican a los largo del tiempo.

En consecuencia, cualquiera que al interpretar un hecho lo englobe en un macrohecho con los hechos vinculados, es decir, introduzca el análisis en la configuración del hecho, lo reduce a comentario e identifica hecho e interpretación, siendo entonces un posterior análisis interpretativo inútil por tautológico.

El caso extremo de indistinción hecho/interpretación se da en las afirmaciones de hechos sin un referente comprobable en la realidad, como las que se contienen en un texto teológico.

Su exclusiva naturaleza lingüística implica la primacía absoluta de la interpretación. Ante la ausencia fáctica todo es interpretación. Por ello cada ortodoxia dominante genera de modo automático su correlativa herejía. Con razón se ha dicho que en cualquier dogma están "in nuce" todas la desviaciones heréticas posibles que luego la historia trae a la luz.

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