Los ciudadanos tenemos por costumbre demandar de la administración pública que solucionen nuestros problemas o, al menos, que impulsen el progreso económico y social para ayudarnos a solucionarlos por nosotros mismos. Un buen ejemplo son las demandas de más y mejor empleo.
El director del Foro Económico de Galicia escribía en la edición dominical del 23 de abril una columna donde reflexionaba sobre la necesidad de reformar las administraciones para que sirvan de impulso a las iniciativas de los agentes económicos y sociales. Estoy de acuerdo. Pero la misma reflexión puede trasladarse al conjunto de la sociedad. Por eso resulta sumamente interesante la información que reproduce la contraportada de esa misma edición dominical de Faro de Vigo. En ella se ofrece un buen ejemplo de cómo una sociedad puede frenar el emprendimiento, la generación de renta y riqueza, e incluso del empleo. Podemos leer en la primera columna de la contraportada que el presidente de los comuneros de Saiáns, también responsable de la Comunidad de Montes de Vigo, apuesta por la plantación de castaños microrrizados, con el objetivo de producir castañas y setas que puedan vender. Una magnífica idea que queda rápidamente empañada en la segunda columna, con los comentarios del presidente de la Comunidad de Montes de Oia. En ellos se lamenta de que plantaron recientemente un millar de castaños, pero algunos vecinos de la parroquia arrasaron con todo y no quedó ni una docena de ellos.
De nada valen los esfuerzos que las instituciones públicas y privadas, ya sea la Xunta de Galicia, las Comunidades de Montes u otro tipo de administraciones públicas o agentes privados, si nosotros los ciudadanos, la "sociedad", ponemos piedras en el camino y palos en las ruedas. Ya sea por acción, como por ejemplo mediante actos de vandalismo o incivismo, o por omisión, cuando consentimos y no denunciados a esos vecinos poco civilizados que nos hacen perder dinero u oportunidades de empleo a todos.
Hay un discurso muy conocido de John Fitzgerald Kennedy donde pronunció la máxima "no pienses en lo que tu país puede hacer por ti, sino en lo que tú puedes hacer por tu país". La misma reflexión se puede trasladar aquí. ¿Qué estamos dispuestos a hacer por el progreso de nuestra sociedad? ¿Estamos dispuestos a consentir que unos pocos frenen el progreso de nuestra sociedad? Pues eso. Pensemos en cómo mejorar nuestro futuro y evitemos mirar hacia otro lado.
*Vicedecano de Calidade, Facultade Ciencias Empresariais e Turismo, Universidade de Vigo
