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Mentiras que nos encantan

Los medios de comunicación y el desafío de las noticias falsas en las redes sociales

Lo que escuché hace pocas semanas se está convirtiendo en un hábito. Un pueblo de poco más de cien habitantes casi enloqueció al difundirse a través de las redes sociales que un vecino había ganado un premio millonario en la lotería. La noticia la firmaba un sospechoso medio llamado "12 minutos". Y era falsa, por supuesto. "Ya se ha comprobado que todo es mentira", aclaraba un vecino. "Ya, bueno, pero dime: ¿cuántos millones se ha llevado?", le respondía otro. Todavía hoy, los protagonistas no han sido capaces de superar el bulo.

Las noticias falsas a través de las redes sociales se están convirtiendo indirectamente en un peligroso desafío para los medios de comunicación. Un reto mayor incluso que la propia revolución tecnológica que las grandes cabeceras de Estados Unidos comienzan a domar y que ha hecho tomar el mismo camino a los editores españoles para desligar información de lo que no lo es.

No hay que negar que las mentiras con apariencia de realidad tienen un mérito: le cuentan a la gente exactamente lo que está esperando oír.Hay entre las masas una necesidad de satisfacer fantasías que la realidad niega sistemáticamente. Como a quien le gusta pensar que el vecino gana una fortuna y no quiere detenerse a analizar que es imposible.

La prestigiosa Universidad de Harvard está desarrollando un decálogo para que el usuario detecte estas falsedades. Indagar en la fuente, comprobar si su diseño es profesional o si hay demasiadas mayúsculas en los titulares y, sobre todo, cotejar la información con diarios familiares. Existe incluso un complicado ensayo de un programa informático llamado a identificar mentiras. Pero más allá de estas fórmulas, el lector debe conservar su espíritu crítico y ser honesto consigo mismo: si una información parece inventada, normalmente lo es.

La principal amenaza es pues la pereza, la sumisión. Según Buzzfeed, una empresa americana especializada en informaciones virales, los usuarios se han tragado bulos como que la ONU había declarado la tercera guerra mundial, que la NASA había comprobado los hechos narrados por la Biblia, que Brad Pitt se hartó de Angelina Jolie por imitar los rituales de los Illuminati o que el papa Francisco prohibió a los mexicanos creer en la Virgen de Guadalupe. Y todo por una nueva (y peligrosa) moda: ya ni siquiera leemos las noticias, nos conformamos con compartir titulares que nos llaman la atención.

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