Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Cuervo.

Un millón

Javier Cuervo

Un mágico club en Granda

Hay un club mágico en Granda donde todo hombre que entra encuentra mujeres ya sentadas, como si estuvieran esperándole. Ellas tienen la ropa estrecha y la sonrisa ancha. La falda y la conversación son cortas porque hablan poco español, pero lo hacen con gracioso acento rumano o brasileño. Tienen que ser felices: están alegres porque ríen chistes que no han hecho gracia en otros sitios, son amables y afectuosas, tienen un lenguaje corporal sin reservas ni protecciones y, da igual el aspecto y la edad que tengas, son capaces de ver en ti cosas que otras mujeres no encuentran. ¿Cómo no invitarlas a la copa?

Lo normal es que una cosa lleve a la otra y se acabe en un hotel que hay al lado, donde lo que en otras circunstancias lleva días, o no llega nunca, sucede en un cuarto de hora / veinte minutos. Eso produce tal sensación de agradecimiento que hay que tener un detalle con esa mujer?, pero ¡no hay tiendas cerca! Como la galantería del detalle y la elegancia social del regalo se imponen, lo mejor es sacar unos euros y dárselos o dejarlos a la vista y pensar como en las películas: "Cómprate algo bonito". Cuando el hombre se va, ella se queda. Eso es que está a gusto. ¿Cómo va a ser ese club mágico un lugar donde se ejerce la prostitución? Una acusación así hay que probarla. Es como si vas a un palacio, custodiado por agentes de seguridad, vigilado por cámaras y arcos detectores de metales y te metes en salas donde hay hombres y mujeres con carteras y togas negras y dices, llevándote por las apariencias, que allí se imparte justicia. Eso hay que probarlo.

Compartir el artículo

stats