En estos tiempo que corren, la política se convierte en objeto contaminante, con raras excepciones que no son capaces de evitar que la lista de indecentes se siga incrementando. Estos días recientes la ciudad nuestra estuvo en el punto informativo nacional, por obra y gracia de las primarias socialistas. A la conquista del voto acudieron Pedro Sánchez, Susana Días, y Patxi López, por ese orden. Cada uno con sus recetas para conseguir manejar la barca socialista, y con la intención de ser alternativa al ese PP "carcomido" por la corrupción, como acuñó el exlendakari López.

Lo que quedó claro de las visitas es que la división en el socialismo es una realidad, nada nuevo, por otra parte, en el territorio ourensano. Y para que no quedase ninguna duda de las miserias que se lamen, el alcalde de O Barco y presidente de la Fegamp, Alfredo García , aprovechó la presentación del candidato López, para amplificar sus cuitas con la dirección provincial del partido, las mismas que antes tuvo con la ejecutiva local. Un día antes, el portavoz de la plataforma que apoya a Díaz recordó el "descalabro" electoral en las municipales y autonómicas, con datos de baja temeraria en la ciudad, sin que tuviese consecuencias de dimisión. Y que decir de operativo por Sánchez, los que del "no es no", aunque luego comulguen con el "si es si" en cuestiones de convulsa digestión política.

Todo un ejercicio de profanación ideológica, que algunos no dudaron en sellar en el día de la clase trabajadora, en ese homenaje que se rinde a Pablo Iglesias por parte del sindicato UGT, y al que se suman algunos dirigentes socialistas con un palmares, que diría el patriota Trillo, lleno de borrones. Pero nadie se sonroja, todo lo contrario, incluso presumen de una rojez desteñida.