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A estacazos

El soberanismo recupera la canción-emblema de Llach para las misiones pedagógicas del "procés"

El cantautor Lluís Llach, hombre de probada cultura y tolerancia, se ha puesto al frente de las misiones pedagógicas del "procés". Hereda el cargo del exjuez y exsenador Santiago Vidal, quien, hasta ser obligado a dimitir hace tres meses, iba por toda Cataluña alardeando de que la Generalitat había obtenido ilegalmente los datos fiscales de todos sus conciudadanos.

Llach, diputado de Junts pel Sí (JxS), ha subido la apuesta, y en esas charlas que organizan las entidades soberanistas para difundir su mensaje redentor, amenaza con "sanciones" a los funcionarios catalanes que no "acaten" la ley de transitoriedad jurídica. Sobremanera, a los Mossos, que se resisten a violentar la Constitución y el Estatut, a los que aún creen que se deben, para actuar con arreglo al engendro legal que preparan las fuerzas soberanistas para "desconectar" a Cataluña de España.

Se comprende que Llach quiera amedrentar a los Mossos. Es la estrategia: si la Policía autonómica no está de parte del "procés" cuando empiecen los problemas de orden público, todo el tinglado se vendrá abajo. Pero el cantautor se pasa de la raya cuando advierte que, una vez declarada la independencia, las sanciones se harían extensibles también a los catalanes que sigan pagando a la Hacienda del Reino en vez de a la de la República. Quizá lo diga para impedir que el mensaje decaiga, como antes Vidal decía lo que decía para fortalecer la fe en el éxito de una empresa demente; pero, incluso si es así, es demasiado. Porque la ley que Llach aconseja acatar para no "sufrir" se está tramitando en el más absoluto oscurantismo parlamentario, y el hartazgo con la corrupción del clan Pujol y la inoperancia de un Gobierno que no gestiona más que fantasías cunde sin tasa en la población.

Es el "procés" a estacazos, por el autor de "L'estaca". El canto a la libertad de 1968 era contra la dictadura; el de ahora, con perfiles autoritarios, contra una democracia que el mendaz imaginario independentista vende como una dictadura. Así que golpe y a votar: ya se ha visto antes a otros autoritarios intentar legitimarse en las urnas.

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