Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

Unos que vienen y otros que se van

La vida sigue igual, canción del cantante español Julio Iglesias incluida en su álbum debut Yo canto, fue el primer single que editó el artista y su primer gran éxito. En 1968, concurrió y ganó con este tema el "Festival Español de la Canción de Benidorm" (llamado a partir de 2003 "Festival Internacional de la Canción de Benidorm"). Este certamen musical, de carácter anual, estaba organizado por la Red de Emisoras del Movimiento y se celebraba en el Manila Park de esta ciudad valenciana. La primera edición de este evento musical tuvo lugar en 1959 y lo ganó Monna Bell con la canción Un telegrama, cuyo éxito fue apoteósico. En la segunda edición, en 1960, el premio fue obtenido por Arturo Millán con la canción Comunicando. Los ourensanos tendríamos la oportunidad de ver a este cantante en abril de ese mismo año, con motivo de la inauguración de la sala de fiestas "Auria", gala en la que actuó en compañía de otros artistas como Gracia de Sacromonte y Olga Ramos, además de la orquesta femenina Cinderella y la orquesta Napoleón. Aprovechando su estancia en Ourense, Arturo Millán tuvo la gentileza de cantar públicamente al aire libre delante la Tómbola de Caridad, instalada en los jardincillos del Padre Feijoo, para promocionarla, con lo que muchos fuimos los que pudimos verla actuar en directo.

La letra de la canción de Julio Iglesias, muy conocida y repetida, recordarán dice: Unos que nacen, otros morirán; / unos que ríen, otros llorarán. / Aguas sin cauces, ríos sin mar, / penas y glorias, guerras y paz. / Siempre hay por qué vivir, / por qué luchar. / Siempre hay por quién sufrir / y a quién amar / Al final las obras quedan, / las gentes se van. / Otros que vienen las continuarán? / ¡La vida sigue igual! / Pocos amigos que son de verdad; / cuántos te halagan, si triunfando estás; / y si fracasas, bien comprenderás: / los buenos quedan, los demás se van. Un conjunto de aserciones, sentencias inapelables, que refrendan mi artículo de hoy.

La carraca europea

Hace unos días en nuestra casa de Boimorto, en plena primavera y durante la Semana Santa, escuchamos a media mañana un sonido repetido especial, que creímos correspondía al matraqueo continuado de una carraca infantil. Mas no era factible pues ese día no teníamos ningún nieto con nosotros y tristemente en nuestra aldea ya no quedan niños. Tampoco podía ser la carraca de madera del campanario de la catedral de Santiago de Compostela, que ha vuelto a sonar por segundo año, tras su restauración y después de medio siglo en silencio. Es verdad que estábamos en pleno Triduum Sacrum, cuando las campanas dejan de sonar por la ausencia de Jesucristo; pero también lo es que, pese a la imponente caja de resonancia de la matraca compostelana, sería imposible, salvo milagro, oírla a cien kilómetros de distancia. Así las cosas, pusimos atención y agudizamos el oído. El matraqueo continuaba intermitente y se mezclaba con los cantos de los cientos de pájaros que se albergan en nuestros árboles, pero al acercarnos al lugar de donde procedía el sonido se extinguía. Ya no teníamos dudas. Era el sonido de reclamo de un nuevo pájaro anidado muy cerca de nuestra casa, un rak-cra-cra-cra grave. Consultamos al "profesor Google", la característica eufonía se correspondía a una carraca europea ( Coracias garrulus). Era la primera vez que lo hacía en este lugar y todo un acontecimiento para los que aquí vivimos. El nombre del ave hace referencia al característico sonido de su reclamo, parecido al de una carraca de madera. Es una especie de ave coraciforme de la familia Coraciidae, el único miembro de la familia que habita en Europa. Desde estos territorios emigra para invernar en el África subsahariana. Solía aparecer en nuestro país bien entrada la primavera y buscaba lugares de clima templado o cálido con presencia de árboles. La pérdida del hábita, por la intensificación agrícola y la disminución de arbolada, así como el uso de plaguicidas han causado una drástica disminución de la especie. La Sociedad Española de Ornitología declaró ave del año 2012 a la carraca europea y se realizan diferentes campañas encaminadas a la conservación de la especie. Ahora, en Boimorto, donde el calor se ha adelantado y elevado en nuestro chao, y cuando los árboles han proliferado al no cultivarse apenas nada, se han dado circunstancias favorables para que la carraca buscase su último refugio y anidase.

Unos días después nos ha visitado uno de mis yernos, Juan Pías, muy aficionado a todo lo que sea naturaleza y me ha suscitado que el sonido podría corresponder al canto de un Pico Picapinos. No sé. Hoy antes de escribir este suelto me he acercado a la zona donde creo se aloja el ave y me parece he localizado su nido en un hueco de un viejo abeto. Luego, he alzado la vista hacia el cielo y la he contemplado voltear durante unos segundos. Tenía un brillante color azul que contrastaba con las plumas negras de las alas. Se me antoja que esta preciosa ave ha venido como para querer compensar la marcha de un buen amigo.

Manuel Prieto Feijóo

En plena primavera se ha ido al Más Allá mi querido y único vecino inmediato.

Manolo trabajó duro toda su vida, como tantos gallegos, en la emigración y en su tierra, consiguiendo salir adelante con éxito y llegar a tener una bonita casa y huerto, donde sus últimos años trascurrieron felizmente, en compañía de Generosa.

Manolo se ha marchado de manera súbita e inesperada. Dos días ante lo había saludado, se disponía a ir al hospital y le dije: ¡Ánimo, con nosotros no puede la enfermedad! Es verdad que estaba enfermo, pero nada hacía sospechar que pudiese morirse así de golpe y porrazo. Era un hombre fuerte, con fuerza y esforzado en todo. Así lo fue con su enfermedad y a ella se enfrentó con energía, con la ayuda de los que fueron sus médicos, primero el doctor Carlos Ulibarrena y después el doctor José Luis Sastre. Lo hizo con tantas ganas que nadie diría que estaba mal de salud.

Ya jubilado, desde primera hora de la mañana y hasta el atardecer estaba siempre en plena faena y sin apenas descanso, dispuesto a terminar todas las tareas de su casa y las de cualquiera que le necesitase, nosotros los primeros. Hombre de pocas palabras y muchos hechos, se volcaba para ayudarnos en cualquier cosa que le solicitásemos, y lo hacía sin dilaciones y con el brío y perfeccionismo que le caracterizaban. Por encima, sin importarle riesgos, era un guardián voluntario y permanente de lo suyo y todo lo nuestro. Solo dejaba sus afanes por su afición y pasión, la caza, en la que ejercía con maestría. Sin embargo, con él no se cumplía el refrán de "buen cazador, mal labrador", pues doy fe de que ambas cosas las hacía bien y nos beneficiábamos todos. Pero sobre todo, era un hombre de bien y un buen patriarca familiar.

Nadie sentirá más la pérdida de Manolo que su mujer y su familia, pero después -permítanme que lo diga- lo haremos nosotros.

Felisa y Pablo Bescansa

Asimismo, recientemente se ha ido mi suegra Felisa Bescansa Martínez, a los 102 años de edad. Al final de su funeral, su nieta, mi hija María, leyó unas bellísimas palabras, de las que entresaco algunas líneas: "No he conocido jamás a nadie que haya vivido no ya tantos años, sino tantos años en lucidez y plenitud. Ha sido ella, tan ella, en esplendor, más allá de lo que la naturaleza, casi, está programada para durar. Apoteosis física y mental en alguien que en su inteligencia, su personalidad, su entrega, su carácter y su generosidad ha sido única e irrepetible. [?]Para un cristiano, nos lo repetimos estos días sobre todo, la muerte tiene que ser no más que casi un trámite, un tránsito al Cielo. Pero ay, sí, cuando el momento llega, esas palabras, aunque ciertas, siempre pensé que se quedaban cojas, cortas, como que no llegan. Pero la abuela ha conseguido que hoy las sienta así. La abuela partió. Simplemente. En paz. Cuando tocaba". A Felisa y su fecunda existencia he de dedicarle más adelante un suelto.

Hoy solamente les presento una nota festiva. Entre los muchos papeles que guardaba Felisa, había varios del archivo de su hermano, el conocido abogado vigués Pablo Bescansa. Uno para mí desconocido, en cuanto a fuente y autor, era la "Copia da factura que un maestro de obras apresentou em 1853, de uma reparaçao que fez nas capelas do Bon Jesus de Braga": "Por corregir os dez mandamentos e mudarle as fitas, 170 Reis / Um galo novo para S. Pedro e pintarle a crista, 80 Reis / Dorar e por penas na asa do Angel da Guarda, 10 Reis / Lavar o criado do Sumo Sacerdote e pintarlhe as suíças, 160 Reis / Tirar as módoas ao filho de Abraao, 95 Reis / Uns brincos para o filho de Abraao, 245 Reis / Avivar as chamas do inferno por unnm rabo novo ao diabo e facer vários concertos aos condenados, 185 Reis / Renovar o Céu, arranjar as estrelas e lavar a lua, 130 Reis / Retocar o purgatório e pôr-lhe almas novas, 355 Reis / Compor o fato e a cabeleira do Herodes, 35 Reis / Meter u ma pedra na funda de David, engrosar a cabaleira de Tobias e alargar as pernas de Saul, 95 Reis / Adornar a Arca de Noé, compor a burrica do filho pródigo e limpar a oreha esquerda de S. Tinoco, 153 Reis / Pregar uma estrélha que caeu ao pé do coro, 23 Reis / Umas botas novas para S. Miguel e limpar-lhe a espada, 255 Reis / Limpar as unhas e pór os cornos novos ao diabo, 185 Reis / Total 2.286 Reis..

Después de cumplir con semejante encargo, no dudo que también este maestro de obras también estará en el Cielo.

Compartir el artículo

stats