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Nuestro mundo es el mundo

E Francia: ¿presidente antieuropeo?

Esta sección se llama "Nuestro mundo es el mundo". Con este enfoque el gran asunto de la semana no es la corrupción en el Canal de Isabel II y en el PP de Madrid -que son relevantes- sino la primera vuelta de las elecciones francesas del domingo porque su resultado incidirá mucho en Europa. Y el euro es clave para nuestro futuro económico y político.

El atentado del jueves por la noche en los Campos Elíseos de París puede favorecer algo a los candidatos de "ley y orden" como Marine Le Pen y François Fillon, no tanto por este último ataque sino porque los dos últimos años Francia ha sufrido el terrorismo islámico. Pero la gran preocupación no es ya el Frente Nacional de Marine Le Pen que, aunque pase a la segunda vuelta, tiene pocas opciones de ganar -salvo recrudecimiento fuerte del terrorismo- en la final del 7 de mayo, sino que los dos finalistas sean contrarios a la Unión Europea. En los últimos días, los que hasta ahora eran los candidatos destacados -Marine Le Pen y el centrista, europeísta y sin partido Emmanuel Macron-, aunque siguen favoritos, han perdido algo de fuerza.

Ahora hay cuatro que pueden pasar a la segunda vuelta: Macron (23% de intención de voto); Le Pen (22%); François Fillon (19%), el candidato de la derecha que sube algo a costa de Le Pen, y Jean-Luc Mélenchon (19%), un antiguo socialista que encabeza una candidatura de extrema izquierda y que ha dado la campanada al subir un 7% el último mes, básicamente a costa de Benoit Hamon, el socialista que ganó a Manuel Valls las primarias, que se desploma al 8%.

La diferencia entre los cuatro es pequeña y como hay aún un 28% de indecisos todo puede pasar. Y el peligro es que los contendientes de la segunda vuelta sean la candidata de extrema derecha y el de la extrema izquierda. Ambos propugnan un gran aumento del gasto público y social, sin explicación razonable del necesario aumento de ingresos para no caer en un gran déficit, y -lo más fundamental- amenazan con abandonar el euro, al que acusan de frenar el crecimiento de Francia, e incluso la UE. Aunque últimamente ambos han suavizado algo esta posición. Al nacionalismo galo le encanta "sublevarse" contra Bruselas, pero a la mayoría de franceses les da miedo salir del euro.

Y ante el temor de que la segunda vuelta sea un match Le Pen-Mélenchon, el nerviosismo se ha disparado. El conservador "Le Fígaro" ha titulado: "El estúpido programa del Chávez francés", asegurando que una Francia arruinada por Mélenchon (propugna un impuesto del 100% para los ingresos superiores a 400.000 euros) se vería forzada a importar el vino y el queso, los dos orgullos del "savoir-vivre" del país.

Más seriamente el presidente de la patronal, Pierre Gattaz, sostiene que entre Mélenchon y Le Pen los franceses deberían optar entre el desastre económico y el caos. El peligro sería que hubiera que elegir entre dos candidatos histórica e ideológicamente contrarios pero con un programa similar. La gran diferencia es el demagógico discurso de repulsa a los inmigrantes del Frente Nacional.

El escenario es pues bastante más incierto que el dado por seguro hasta hace quince días -todavía el más probable- de una segunda vuelta entre Macron y Le Pen en la que el europeísta ganaría con comodidad (61 a 39% según "Le Monde").

¿Puede quedar Macron eliminado? Es poco probable porque es el candidato al que más franceses dicen que querrían de presidente: 22% frente al 18% de Le Pen, el 17% de Fillon y el 16% de Mélenchon. Pero es posible por los indecisos y porque Macron precisa, de entrada, el voto de muchos electores de izquierdas y de derechas, cosa siempre difícil en Francia. Y porque con Trump y con el "Brexit" pasó lo que nadie creía posible.

Si la segunda vuelta se decide entre Marine Le Pen y Mélenchon se abrirá, en Francia y en Europa, un periodo de gran incertidumbre que puede tener graves consecuencias. Pero es difícil que finalmente la catástrofe tenga lugar. Tras las presidenciales, los franceses tendrán que elegir a los 588 diputados de su Asamblea Nacional y parece imposible que en esta tercera vuelta Marine Le Pen o Mélenchon puedan tener una mayoría sólida con la que aplicar su programa.

Pero en toda Europa la inquietud se multiplicaría y se ennegrecería su futuro económico, su equilibrio político (Alemania celebra elecciones en otoño) y su papel en el mundo.

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