Parece que con la recuperación económica las organizaciones sindicales están calentando motores para volver con las reivindicaciones que en general venían atenuando o literalmente obviando plantearlas dado el contexto económico de recesión donde las prioridades han sido y aún son las de mantener lo existente como la menos mala de las alternativas.

Con el regreso de una cierta capacidad de conflicto, emergen los planteamientos y como muchas veces pasa en economía, funciona la ley del péndulo. Donde antes se contenían las peticiones, por miedo al desempleo, ahora aparece de nuevo las amenaza de conflicto permanente con reivindicaciones que no se asocian a la capacidad real de respuesta por parte de las empresas; no obstante no deseo tratar la problemática del conflicto, sino la situación en la que se encuentra la posición de los trabajadores, frente a las nuevas tendencias laborales.

Obviamente las pretensiones básicas son las de intentar recuperar los niveles salariales previos a la crisis, además la economía en su conjunto necesita de la recuperación del poder adquisitivo de los consumidores y por tanto la cuestión está en éste ámbito en la adecuada ponderación de las reivindicaciones económicas, porque todos debemos preservar la mejora de la productividad experimentada en estos años.

Estamos entrando en otra dimensión en las relaciones laborales, dado que el buen clima laboral y la mejora de la productividad están directamente asociados a la satisfacción, a la motivación, en definitiva a la autorrealización de los empleados. La jornada laboral que en los años ochenta suponía una de las reivindicaciones más punteras, alcanzando las cuarenta horas como un logro impresionante, hoy el horario efectivo medio es de 34,3 horas y eso que la crisis indujo un frenazo importante al absentismo laboral.

Frente a esta situación considero muy interesante el racionalizar la flexibilidad horaria, así como el calendario laboral que facilite la conciliación laboral y personal. La importantísima incorporación profesional de la mujer en todos los segmentos laborales, hace preciso replantear los horarios y la forma de trabajar del empleado del futuro, por tanto creo que las reivindicaciones laborales que están fraguando deberían incorporar elementos que permitan los acuerdos con los empresarios no únicamente orientados al coste efectivo, sino buscando la creación de entornos laborales más motivadores y del fomento de la confianza en su empresa de los empleados.

*Economista