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La semana de A Ferrería

Mollabao y Luis Rocafort

Los vecinos de Mollabao y Luis Rocafort han dejado sentir sus protestas en estos días. En el barrio pontevedrés porque llevan décadas de abandono; mientras que los residentes de la principal calle de Sanxenxo porque les van a reformar toda esta céntrica zona, pero, a su juicio, sin suficientes aparcamientos.

En cuanto a los primeros, es bien cierto que la imagen que presenta Mollabao no se corresponde con la Pontevedra humanizada donde prima la seguridad peatonal. Mollabao se ha quedado estancado en el tiempo y presenta un aspecto propio de mediados del pasado siglo, no en vano poco o nada se ha hecho desde entonces.

Los residentes en este barrio, a un paso del centro urbano, no entienden como han sido abandonados por un gobierno que ha implantado un modelo de ciudad elogiado por media España. La inseguridad de peatones y ciclistas a su paso por la carretera vieja de Marín es total, muy al contrario con lo que ocurre en el resto de la ciudad. Parece como si esta zona perteneciese a otro municipio.

Por su parte, los vecinos y comerciantes de la calle Luis Rocafort, en Sanxenxo, también se muestran críticos, pero curiosamente porque a ellos sí que les van a hacer obras de mejora, y visto el proyecto, una calle humanizada que será lo mejor de una villa dominada desde hace demasiadas décadas por el urbanismo salvaje. Exigen más aparcamientos, porque entienden que proyectados son insuficientes para una zona donde los establecimientos comerciales se cuentan con los dedos de la mano.

La obra se está realizando en esta calle, dependiente de la Diputación, tras estar el proyectado paralizado varios años en la época del popular Rafael Louzán. Se busca poner fin a la mala imagen que ofrece la principal entrada al casco urbano de Sanxenxo, y especialmente a la peligrosidad que sufren cientos de peatones que a diario, en verano, van camino de la playa de Silgar.

Así pues, esta semana nos encontramos con unos vecinos que piden que se humanice su barrio y otros, en cambio, protestando por que su calle se la van a humanizar más de la cuenta.

Pasó en su día con los comerciantes de Pontevedra, con contínuas protestas en los inicios de la peatonalización, y ahora visto el resultado, son los comerciantes de otras zonas los que exigen esta misma medida. El PP, que como entonces en Pontevedra, auspicia estas protestas, fue incapaz durante casi tres décadas de peateonalizar el casco histórico. Fue su gran error. Así llevan casi 20 años en la oposición. Aquella zona degradada y abandonada es ahora la joya de la ciudad del Lérez con sus calles y plazas llenas de vida.

Cierto es que nadie está a gusto con lo que tiene; pero también lo es que en en la vida hay que tomar decisiones y no retrasarlas. La indecisión no es buena consejera.

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