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La ideología del trumpismo

¿Cuál es la ideología política que fundamenta el programa de gobierno del presidente Trump? La pregunta es pertinente de por sí, pero todavía lo es mucho más si tenemos en cuenta el escaso nivel intelectual del actual ocupante de la Casa Blanca. ¿Es su práctica política ultraderechista un conjunto de medidas xenófobas respecto a los emigrantes mexicanos y, sobre todo, a los musulmanes combinadas con un nacionalismo ultraconservador, proteccionista y antiglobalizador planteado todo ello de manera inconexa y sin ningún sustrato ideológico de fondo?

La constitución del gabinete presidencial y sus primeras medidas nos dicen que esto no es así, que detrás de su programa y de las primeras medidas tomadas está la ideología de su jefe de estrategia y hombre fuerte del equipo presidencial: Steve Bannon. Este es la verdadera mano ultraderecha del presidente como demuestran el importante papel que desempeña en la nueva Administración al ser autorizado para formar parte, al margen de lo que han sido los usos habituales presidenciales, miembro del Consejo Nacional de Seguridad, además de ser el redactor del discurso presidencial inaugural y el inspirador del decreto del veto a la entrada en Estados Unidos de migrantes de una serie de países musulmanes o de establecer relaciones con los movimientos de ultraderecha europeos.

Para comprender, pues, cuál es la ideología en que se fundamenta el proyecto político de Trump es necesario conocer la de su más directo e influyente consejero. ¿Quién es este y cuál su ideología? Steve Bannon antes de ser nombrado jefe de campaña del presidente, era ya un conocido líder de la derecha alternativa norteamericana (el movimiento "allt-right"). Nacido en una familia de trabajadores fue en su primera etapa un simpatizante demócrata y fervoroso admirador de Kennedy, pero descontento con la política del partido demócrata, se pasó al bando republicano para derivar finalmente en los ochenta hacia posiciones de ultraderecha y convertirse en uno de sus líderes a través de su participación en la plataforma de comunicación de esa orientación ideológica Breetbart, de la que terminó siendo su director y editor. Antes había sido empleado del Goldman Saachs y productor, director y guionista de Hollywood, actividad en la que consiguió amasar una mediana fortuna.

La ideología de Bannon está en la línea de la del movimiento ultraderechista del Tea Party, pero con planteamientos y contenidos todavía más radicales que aquel y con la pretensión de darle una dimensión globalizadora, para lo que propone su conexión con los movimientos europeos de ultraderecha con una acentuada orientación racista, como plantean aquellos, hacia el mundo musulmán, pero, sobre todo, contra el yihadismo, al que califica de "fascismo religioso", pero también hacia todos los migrantes económicos o políticos que han accedido a Estados Unidos en los últimos años, sobre todo los mexicanos y los provenientes del resto del mundo latinoamericano.

La raíz de estas actitudes racistas está en su visión ultraconservadora y esencialista de la nación norteamericana. Según su pensamiento, el "establishment" económico y político y económico (sobre todo, los demócratas, pero también un sector de los republicanos, encarnados respectivamente en los Clinton y Reagan) ha cometido la traición de acabar con el capitalismo de base judeocristiana. Esto es: aquel capitalismo que se había impuesto tras las dos guerras mundiales y había sido el creador de una etapa de gran riqueza y cuyos beneficios también se habían repartido entre la clase media y trabajadora, ha sido sustituido por lo que él denomina como capitalismo clientelar, esto es, el que vive a costa del Estado y cuyo escenario para la producción y para el mercado es el mundo globalizado, causando la crisis de esas clases. La inversión de la situación pasa, pues, por la vuelta al capitalismo de base judeocristiana que respete los valores cristianos conservadores en un mercado nacional protegido. En realidad, Bannon piensa que lo que realmente ha llevado a la crítica situación actual no es sino una crisis de valores. Esto es, la ruptura con los valores tradicionales sustituidos por una cultura egocentrista en la que el único Dios es el dinero.

Esa traición de la élite económica y política se consumó, según el consejero de Trump, con el rescate financiero que el gobierno de Bush hijo hizo de la banca norteamericana tras producirse la caída del Lehman Brothers contra los intereses de las clases media y trabajadora norteamericanas que constituyen el verdadero corazón de los Estados Unidos y deben ser -como lo han sido- el granero de votos y apoyos del proyecto político de Trump. Para ello es necesario luchar también contra los grandes medios de comunicación que han legitimado las prácticas políticas de esas élites políticas y económicas y esto debe hacerse poniendo en práctica la política de la posverdad que apela más a los sentimientos que a los datos objetivos.

El proyecto político de Trump reproduce, como vemos visto, el pensamiento político de su consejero. ¿Es extraño, pues, que en algunos medios norteamericanos se le denomine como el presidente Bannon?

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