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El meollo

Mollavao

Cuando el movimiento vecinal pontevedrés ni está ni se le espera, apaciblemente sumido en un proceso de auto contemplación después del mangoneo sufrido por unos ( BNG) más que por otros ( PP y PSOE), la semana pasada ha comenzado a germinar una asociación en Mollavao para tratar de mejorar la situación cada vez más depauperada que arrastra esa populosa barriada. Bien a la vista está su motivación.

Mollavao resultó en otro tiempo un lugar bonito, armónico y tranquilo. No era el paraíso de la ciudad, pero vivir allí no estaba nada mal. Eso pensaban sus vecinos. Los chalés y las casas de los marinos, el parque de verano y el colegio de las monjas fueron sus referencias más significadas, entre pequeñas casas y viviendas familiares que a lo largo de la carretera de Marín llegaban hasta Lourizán, con la ría al fondo como paisaje casi divino. El servicio de trolebuses garantizó su aceptable conexión con el centro urbano, aunque en tiempo pausado.

Luego, el incremento tráfico convirtió el cruce principal de Fernández Ladreda y Salvador Moreno en el primer "punto negro" de esta ciudad. El boom de la construcción llenó el lugar de altos edificios. Y el puente de la autopista con sus vigorosas columnas a un lado y al otro de la PO 546 supuso la puntilla que destrozó un paisaje preservado con mucho mimo por nuestros antepasados.

Abandono, marginación, olvido, discriminación?.resultan calificativos nada exagerados, que reflejan el estado de Mollavao en la actualidad. Parece bastante obvio que el modelo de ciudad del BNG todavía no ha pasado por allí, ni tan siquiera ha asomado la cabeza. No obstante, también la Xunta tiene su parte de culpa, aunque menor que el Ayuntamiento, en razón de su titularidad sobre la vieja carretera de Marín, cuyo uso principal quedó suplantado por la autovía de beiramar. En este asunto, Lores y Rueda se dan la mano y son compañeros de viaje, tanto monta, monta tanto, en la dejación general.

Con bastante seguridad, el nivel de atención que reciba a partir de ahora la naciente asociación va a ser directamente proporcional a su capacidad de implicación, consenso y movilización del vecindario de Mollavao en favor de unas peticiones más que razonables para mejorar su calidad de vida. Ahí está precisamente el meollo de la cuestión.

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