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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La "amistad"

Conste que, en determinadas circunstancias, nada hay más prudente que repasar el refranero, donde -dicen- se concentra gran parte de la sabiduría popular y seguir sus consejos, que, al fin y al cabo, es la más conveniente. Por ejemplo, cuando advierte a los excesivamente optimistas de que a veces es mejor tener enemigos declarados que amigos de tapadillo: al menos el ingenuo sabe que esperar demasiado es una tontería y al final acaba recibiendo gato por liebre. Que, según todos los indicios, es lo que le pasa a Galicia en no pocos asuntos de alto nivel que, encima, coinciden en el tiempo.

Ahí está, por ejemplo, ese viaje del presidente Rajoy a Barcelona sin otro objetivo aparente que ofrecer mucho dinero en inversiones a la Generalitat con un doble motivo: demostrar con números lo que saben casi todos menos ellos, que "España no les roba" y, al tiempo, tantear si las inversiones son bastante para que replanteen el asunto del referéndum ilegal, que puede meter al Reino en un follón de mil diablos. Y como más vale prevenir que lamentar, los seres humanos serios prefieren dialogar antes de que sea demasiado tarde para las palabras.

Pero no se acaban ahí las inquietudes por el aviso de que con determinados amigos no hacen falta enemigos: el dinero para las inversiones en Cataluña ha de salir de la misma hucha de donde procede el que el resto necesita. Y que tocarán a menos porque los presupuestos no son de goma, lo que augura para Galicia un descenso en su cuota, aunque para determinar su cuantía habrá que esperar a que se cierre, si se llega a abrir, la negociación con los independentistas. Un panorama más bien oscuro si se repasa el modo que tuvieron, hasta ahora, de "dialogar" las partes.

Lo peor es que hay más: para el corredor ferroviario mediterráneo de alta velocidad se prevé un "pastón" y, en materia de plazos, un relámpago: las obras entre Valencia y Alicante, por ejemplo, acabarán en dos meses. Y aunque es verdad que, si bien es más largo, la diferencia entre doce semanas y cuatro años posibles para el recorrido entre Lubián y Ourense parece escandalosa; cierto que las comparaciones son odiosas, pero esta es de traca y prueba que, en efecto, Galicia, con los "amigos" que tiene no necesita enemigos. Los posee de toda clase: normales, mortales y sobre todo compañeros de partido.

Pero como las desgracias nunca vienen solas, a las citadas se une la declaración de Montoro -otro "amigo"- que anuncia una quita para las comunidades más endeudadas con Hacienda. Entre las que se supone que ni estará Galicia, que viene cumpliendo, según su propaganda oficial, las instrucciones de ajustar gastos e ingresos y peina fiscalmente hasta la calavera a sus ciudadanos. Y eso que, a falta de ministros, se le prometió que tendría dos ángeles custodios: Rajoy y Feijóo.

Amén.

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