Esta semana se firmó un acuerdo entre la Consellería de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria de la Xunta de Galicia y las tres universidades gallegas, para diseñar el futuro mapa del Sistema Universitario de Galicia (SUG). El anterior Plan de Financiación del Sistema Universitario de Galicia (PFSUG) 2010-2015 y el reciente PFSUG 2016-2020 ya introducían la necesidad de especializar los distintos campus universitarios, la reconversión y/o fusión de titulaciones duplicadas, el mantenimiento de los títulos singulares en Galicia y el mantenimiento del tamaño del SUG, cuestiones que se vuelven a poner de manifiesto en este acuerdo.

Como se puede comprobar los objetivos perseguidos son múltiples, pero parece que detrás de todos ellos hay un argumento común y de indudable relevancia. Es más que evidente que el número de estudiantes universitarios en Galicia viene cayendo y esto está suponiendo una merma de recursos para las universidades, vía financiación estructural, que por otra parte han soportado importantes tensiones financieras por la reducción de las aportaciones autonómicas.

Entre el curso 1999-2000 y 2015-16 el número de alumnos de primer y segundo ciclo y de grado en Galicia se redujo en un 46%, hasta alcanzar los 54.000 estudiantes. Aunque durante este período aumentaron los alumnos de posgrado, su evolución no compensa el descenso de los de grado. Así, en el curso 2014-2015 había matriculados en el SUG 64.092 alumnos. Además, y a tenor del comportamiento de las cohortes de población que potencialmente pueden cursar estudios universitarios, la situación no parece que vaya a mejorar a corto y medio plazo. Es más, en nuestra Comunidad Autónoma la tasa de escolarización universitaria no tiene el mismo dinamismo que la media nacional, sin duda por el creciente proceso de envejecimiento poblacional que llevamos viviendo desde hace más de cuatro décadas y que no se ha sabido frenar. Nuestro problema demográfico es tan importante que ya no solo afecta al gasto en sanidad, pensiones, o a la población activa y ocupada, sino que se traslada al mundo universitario. La tasa de variación decenal de estudiantes matriculados en grado y primer y segundo ciclo en Galicia entre el curso 2004-2005 y 2014-2015 fue del -28,9%, frente al -6,7% de la media del Sistema Universitario Español (SUE). Por lo tanto, el descenso de estudiantes universitarios viene siendo mucho más acusado en nuestra Comunidad Autónoma que a nivel nacional.

A tenor del planteamiento que se baraja a nivel autonómico, parece evidente que las dotaciones económicas al SUG no van a aumentar en los próximos años y, por lo tanto, la aparición de nuevas titulaciones solo será posible a cambio de la desaparición de otras. O dicho de otra forma se trataría de mejorar la actual oferta de títulos, pero a coste cero, de forma que la nueva oferta sería amortizando aquello que no funciona correctamente. Desde el gobierno autonómico se ha señalado que se ha alcanzado el techo de gasto en educación universitaria y que es necesario racionalizar la oferta educativa. No podemos obviar que la mayor parte de la financiación que recoge el PFSUG 2016-2020 es de contenido estructural y esta es una cantidad por alumno y, por lo tanto, las dotaciones presupuestarias dependen, en buena medida, del comportamiento de la matrícula.

El nuevo escenario va a suponer cambios muy importantes en el mapa de titulaciones del SUG y precisa de un estudio pormenorizado de la actual oferta, que permita conocer las debilidades y fortalezas y tratar de aprovechar las oportunidades y anticiparse a las amenazas. Este trabajo deberá realizarse conjuntamente entre las tres universidades y la Xunta de Galicia, ya que las decisiones de una universidad van a condicionar claramente a las otras. Por lo tanto, se han de evitar actuaciones localistas basadas en "que hay de lo mío" y pensar estratégicamente en el SUG. Sin duda, aquellas universidades y campus que sean capaces de especializarse serán las primeras en posicionarse adecuadamente. No se trata de ofrecer de todo, sino contar con titulaciones de calidad y con cierto grado de especialización. También, aquellas universidades más saneadas, con menores problemas económicos, tendrán una clara ventaja comparativa frente al resto.

No podemos perder de vista que uno de los objetivos de la universidad es garantizar que la formación ofertada sea útil a la sociedad, que es quién permite el sostenimiento financiero de las instituciones de educación superior. Por este motivo, es fundamental conseguir una mayor orientación de nuestras titulaciones a lo que demanda la sociedad. Las universidades deben preguntar al tejido productivo y a las administraciones públicas qué es lo que necesitan y adecuar su formación. Solo así, se conseguirá optimizar los recursos empleados.

Asimismo, es evidente que esta especialización y adecuación de la oferta con la demanda se va a traducir en un importante grado de competitividad. Esto no debe entenderse como algo negativo, sino totalmente necesario. Es más, no supone una competencia entre las tres instituciones universitarias gallegas, sino todo lo contrario, ya que el objetivo es mejorar a nivel global. Las universidades gallegas no son entidades independientes, sino que, con la Xunta de Galicia, son las responsables de ofrecer una formación de calidad y con salidas profesionales.

Por otra parte, esta reforma de las titulaciones no solo va a afectar a la oferta académica del SUG en los próximos años, sino que marcará la capacidad investigadora y de transferencia de conocimiento de Galicia. La Universidad del siglo XXI debe entenderse como una entidad multiproducto, que oferta egresados, pero también investigación básica y aplicada y transfiere conocimiento al tejido productivo y a las administraciones públicas. Aquella universidad que consiga titulaciones de gran demanda, también podrá ofertar una mayor y mejor investigación básica y aplicada; si esto es así, las empresas y administraciones también le van a solicitar transferencia del conocimiento. Todo está interrelacionado.

Resumiendo, se abre un período decisivo para el SUG, que debe ser adecuadamente aprovechado, ya que nos jugamos el futuro de la educación universitaria en Galicia. La altura de miras y la cooperación entre las tres instituciones universitarias debería ser la máxima a aplicar durante los próximos años. La frase "Piensa globalmente, actúa localmente" cobra todo el sentido en este caso.