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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El birlibirloque

A la vista de las confusas explicaciones que ha dado Facenda acerca de la reasignación de más de 360 millones de euros que procedentes de fondos europeos no se gastaron hasta ahora en Galicia, a pocos puede extrañar que haya algunos en Bruselas que no tomen en serio a este país. Y no solo porque los motivos son difíciles de entender incluso para los expertos -y ya ni se diga para el público en general- sino porque el relato oficial parece formar parte de aquel juego, el birlibirloque, que algunos pillos ejecutaban en las ferias para sacarles los cuartos a los curiosos más ingenuos.

Conste que no se trata de entrar en los recovecos presupuestarios por los cuales se justifican las más extrañas maniobras. Y que a veces convierten las cuentas aprobadas por el Parlamento normalmente a primeros de año o finales del anterior en papel mojado. Y que, de ese modo, cuando se cierra el ejercicio lo ejecutado se parece a lo previsto como un huevo a una castaña, aunque las reasignaciones y otras artes malabares resulten estrictamente legales. Lo que no significa necesariamente que sean útiles para el interés general, pero sí que, cuando son créditos o fondos destinados a fines de cierta urgencia, su no inversión deje al prestamista con los ojos como platos.

Esa estupefacción resulta mayor aún cuando el remanente se produce en unos presupuestos que habitualmente en estos últimos años venían rebajando sus cuantías de forma notable, lo que provocaba recortes en servicios públicos imprescindibles, desde la Educación a la Sanidad pasando por las políticas sociales, que una parte de la derecha gobernante sigue considerando como una especie de reforma modernizadora de la caridad que practicaban las damas de la antigua "alta sociedad". O sea, no como un derecho de seres humanos abatidos por circunstancias hostiles, sino como muestra de la "benevolencia" de los poderosos.

En fin, que si algo necesita este país para prosperar no son tanto los ahorros, que también, como las inversiones. O, dicho de otra manera, que el dinero disponible -por ejemplo los fondos europeos- se destine en forma y plazos a los objetivos para los que se concedieron. Y, pese a que muchos, incluidos especialistas, defienden la política de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy no es precisamente un modelo de efectividad. Debería saberlo el señor conselleiro de Facenda, que tiene fama, sin duda bien ganada, de funcionario honesto e inteligente pero que quizá, a veces, se deje llevar por el entorno.

Así las cosas, sería interesante conocer los detalles de qué piensa hacer la Xunta con esos más de trescientos millones de euros que tiene "almacenados": expuesto de otro modo, cómo prepara su reasignación. Acaso sea en financiar ese plan anunciado por el presidente Feijóo de dedicar 220 millones a "fijar la población del rural gallego". El propósito sería excelente: lo único imprescindible es que se cumpla y no le ocurra como a otros anteriores para otras cosas y que o no vieron la luz o se quedaron a medias, con lo que no sólo no sirvieron sino que alimentaron la desconfinanza del personal. De ahí que no se solicite tanta prudencia como cierta audacia que, como se sabe, "audentes iuvat".

¿No?

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