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Las velas del Cunqueiro

Ha transcurrido un año y medio en un abrir y cerrar de ojos durante el cual han sucedido miles de historias. En mi opinión, no sólo como profesional de la sanidad, sino también como paciente o como acompañante de uno, en este tiempo los vigueses nos hemos ido familiarizando con nuestro nuevo hospital. Hemos ido descubriendo poco a poco sus recursos y sus capacidades y creo sinceramente que cada día nos sentimos más cómodos en él.

Hace tan sólo dos años, cuando pensábamos en velas, se nos venían a la cabeza barcos o tartas. Hoy sabemos que en las velas del Cunqui están los mejores profesionales cuidando de nuestra salud.

La crítica, sin otro tipo de adjetivación, es buena y necesaria. Uno siempre está tan expuesto a ella como a la gripe. Pero la crítica ha de ser siempre constructiva. Ya decía don Miguel de Unamuno que "refinada soberbia es abstenerse de obrar por no exponernos a la crítica". Por eso somos muchos los profesionales de la medicina que observamos con estupor el tiempo que invierten algunos compañeros en intentar dinamitar nuestro nuevo hospital.

Porque por encima de cualquier consideración jurídica, económica o político-sindical siempre estará el auténtico motor de nuestra actividad: el paciente. Nuestros pacientes y sus familiares no están muy interesados en saber de conciertos, convenios singulares o concesiones y sí en que se solucionen sus problemas de salud en el menor tiempo posible, por los mejores profesionales y de la forma más humana.

Sin duda hay muchos asuntos pendientes de solución y cuestiones a mejorar, pero el camino se hace paso a paso, y lo debemos recorrer todos juntos. Al final lo que importa es poder construir entre todos un espacio sanitario en el que nos encontremos cómodos y del que nos sintamos orgullosos.

Muchos indicadores apuntan a un futuro prometedor de nuestro hospital, no solo en el plano clínico-asistencial, sino también en docencia e investigación. Así lo atestigua el número cada vez mayor de residentes y estudiantes que lo eligen para su formación o la creciente demanda como sede de diversos eventos científicos. Y también podemos hablar de niveles de satisfacción del paciente, que no han dejado de mejorar.

Es constatable la adaptación que todos hemos experimentado al nuevo espacio hospitalario. El paciente hoy recorre con mayor seguridad sus pasillos y transita por sus velas y sus consultas mucho más cómodo. Ha hecho suyo un hospital que nació marcado por la oposición sistemática de quienes estaban en desacuerdo con la decisión política del gobierno autonómico, combatiendo jurídicamente cuestiones encaminadas a mejorar la calidad de nuestro sistema sanitario.

Y parece que así lo ha entendido la Comisión Europea en su reciente y ya conocida decisión al desestimar la denuncia contra el contrato del Álvaro Cunqueiro. Para Europa ninguna de las supuestas irregularidades esgrimidas en el recurso pueden considerarse probadas. El intento de invalidar la contratación del nuevo hospital ha sido rechazado, como en su momento lo fue por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

Desde la Plataforma Sanitaria Vigo Cuídate tenemos la impresión de que la pertinaz oposición a nuestro nuevo hospital es más política que técnica. Entendemos que ciertos compañeros perciben nuestro centro hospitalario de referencia bajo algún tipo de obcecación que les impide reconocer en él su adecuación a las necesidades sanitarias de nuestro espacio-tiempo. Creemos que el "Cunqui" como paciente, a pesar del infausto diagnóstico que a algunos le gustaría augurarle, goza de muy buena salud. Cada día más. Y la reciente resolución de la Comisión Europea sólo viene a constatar la evidencia.

En años muy complicados desde el punto de vista económico, Vigo y su área de influencia han podido disponer de un nuevo hospital, cuya eficiencia no se mide estrictamente en base a conceptos ya superados (como por ejemplo el número de camas), sino en índices de procesos solucionados.

Por eso queremos aprovechar el momento desde Vigo Cuídate para proponer una tábula rasa. Es el momento idóneo, a nuestro entender, para dejar de vivir en aquella isla imaginada por Tomás Moro en el siglo XVI y afrontar los nuevos retos que nos toca vivir con ilusión. Es hora de dejar de poner piedras en ese camino que debemos recorrer entre todos. Es hora de sumarse a todos los profesionales con que contamos en Vigo y que diariamente dan la mejor versión de sí mismos por el bien de nuestros pacientes, fin último de toda nuestra actividad. Lo que toca ahora es ponerse a trabajar con ilusión para mejorar día a día y poder disfrutar de un hospital de vanguardia, con los medios tecnológicos y humanos que lo convertirán en los años venideros en referente a nivel autonómico y nacional.

*Médico. Portavoz de la Plataforma Sanitaria Vigo Cuídate

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