Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tribuna libre

Isaac Estraviz, gran lexicógrafo

Con nacimiento en la localidad limiana de Vila-Seca (Trasmiras) el 26 de enero de 1935, Isaac Estraviz lleva toda una vida dedicada a la promoción del idioma gallego. Desde hace bastantes años, ya con los 82 cumplidos, reside en una estupenda casa de Santa Mariña de Aguas Santas, donde tiene una biblioteca excelente, con muchos libros de cultura gallega y lusófona. Consideramos al profesor Estraviz como el mayor y mejor lexicógrafo que tenemos los gallegos. Es autor de los mejores diccionarios de la lengua gallega, publicados en papel, pero desde hace pocos años tiene en internet el mejor diccionario en red de nuestro idioma, que es consultado, no solo por muchos gallegos, sino también por numerosos ciudadanos de los países lusófonos de los cinco continentes. Y también por muchísimos profesores de portugués en centros educativos de todo el mundo y, en las universidades del extranjero, en cuyas facultades de filología se puede estudiar el idioma portugués. Sabemos que también el Dicionário e-Estraviz es consultado a diario por intelectuales, estudiantes y docentes de ese gran país de América que es el Brasil.

Por todo esto que hemos comentado, seguimos sin comprender bien porque Isaac Estraviz no ha recibido todavía el homenaje que bien merece por parte de las instituciones oficiales educativas y culturales de nuestra Comunidad Gallega. Y porque está tan olvidado y marginado, excepto, como es lógico, por las entidades a las que pertenece. Además recientemente ha sido reconocido, junto con José-Martinho Montero y Ángelo Cristovão, como académico correspondiente de la Academia de Ciencias de Lisboa. Lo que demuestra que Estraviz es más reconocido fuera que en su propio país, algo así como lo que le pasa a Carballo Calero y Guerra da Cal, despreciados en su tierra por las instituciones oficiales, y admirados en Portugal y los países lusófonos. Desgraciadamente, este es el sino que le ocurre a muchas figuras gallegas, y debe ser típico por desgracia en el devenir histórico de Nuestra Tierra. A la que muchos consideramos como "el país de los tiempos perdidos". Y parece que no recuperados.

El gran amor que Estraviz tiene desde siempre por la lengua gallega secular lo llevó a recibir en distintos momentos determinadas represalias. Después de llevar doce años como monje en el monasterio cisterciense de Oseira, por culpa de su galleguismo tuvo que marchar del mismo, peregrinar por otros lugares (algunos de ellos extranjeros) y al final dejar la orden, en la que era conocido como "Padre Santos". Llegó incluso a confesarse con un fraile del monasterio diciendo que hablaba en gallego, como si fuese un pecado, que de alguna forma lo era. Nunca se doblegó en el tema de la defensa del idioma gallego. Recio como un roble de los nuestros, mantuvo siempre en pie el amor por la lengua. Como profesor de secundaria en el Colegio "Pablo VI" de A Rúa de Valdeorras, más tarde en otros centros coruñeses, ferrolanos y pontevedreses, y finalmente en el Instituto Otero Pedrayo de Ourense, su labor docente fue siempre modélica y ejemplar, y así lo atestiguan todos los alumnos que tuvo en los centros por los que pasó como profesor. Creando en los estudiantes lo que realmente es vital: el amor y el aprecio por la lengua gallega. Más tarde en la Universidad de Vigo, en su Facultad de Educación de Ourense (y dos cursos también en Pontevedra), siempre fue evaluado por sus alumnos como el mejor docente que tenían. En la materia de Didáctica de la Lengua y Literatura Gallega, porque, de forma injusta e inmoral, los denominados "oficialistas", nunca le dejaron explicar lengua gallega en los niveles universitarios.

Isaac Estraviz, antes de jubilarse y ya jubilado, todavía a día de hoy sigue enseñando gallego a los alumnos del programa de mayores de la Universidad de Vigo en el campus de Ourense. Y por esta su vocación también es muy apreciado entre estos alumnos especiales. Su sabiduría lingüística es muy elevada, su memoria prodigiosa, recuerda miles y miles de palabras gallegas, topónimos, nombres de elementos que ofrece la naturaleza, plantas, flores, animales, juegos tradicionales, dichos populares, literatura popular, refranes...Con su interesante tesis doctoral recuperó todo el vocabulario propio del entorno natural y social de las tierras del ayuntamiento de Cualedro, con toda su riqueza y esplendor. Si alguien tiene alguna duda sobre léxico y vocabulario, puede ser esclarecida de inmediato por Estraviz. El que, ciertamente, y lo debemos de decir, es apreciado por muchos gallegos y gallegas y muy valorado por su amor a la Tierra y al idioma galaicos. Con detractores también, especialmente entre los que están llenos de preconceptos, envidias y apriorismos.

Durante sus años de estancia en Madrid (vivía en san Fernando de Henares), participó de forma muy activa en el asociacionismo cultural gallego, siendo impulsor de la Asociación Cultural Lóstrego y colaborando en la "Irmandade Galega", haciéndose muy amigo de Ben-Cho-Shey. En Estraviz destaca también su dinamismo, su vitalidad y su entusiasmo, su intenso trabajo y sus esfuerzos, su alegría y su amor por la tierra que le vió nacer. Por el idioma gallego está siempre dispuesto a trabajar, y de forma gratuíta, por el amor que siempre le tuvo y le tiene. Pertenece a la AGAL (ha sido uno de sus fundadores), de la que fue vicepresidente, y a la AGLP, de cuya directiva también fue vice-presidente. A la ASPGP, en cuyas "Jornadas do Ensino de Galiza e Portugal" siempre participó como ponente. A las Irmandades da Fala de Galiza e Portugal (IFGP) y a la Associação de Amizade Galiza-Portugal (AAGP). Por todo ello, en Portugal lo admiran y lo aprecian de forma singular y merecida. Como miembro de los respectivos consejos redactoriales, publicó interesantes trabajos en las revistas galaico-portuguesas y lusófonas O Ensino, Nós, Cadernos do Povo y Agália. Del 6 al 12 de mayo de 1986 participó como representante de Galicia en las reuniones celebradas en Río de Janeiro, para la preparación del denominado "Acordo Ortográfico da Língua Portuguesa Comúm". Las reuniones tuvieron lugar en la Academia de Letras de Río, que en aquella altura presidía Antônio Houaiss. La comunidad gallega consiguió ser invitada al encuentro, con la posibilidad de intervenir activamente, gracias a las gestiones de un pequeño grupo de personas, encabezado por Ernesto Guerra da Cal. Para ello se creó la "Comissão para a Integração da Língua da Galiza no Acordo Ortográfico Luso-Brasileiro". En la que la figura más importante, como filólogo, era Estraviz, y también la componían José Luis Fontenla y Adela Figueroa, los que también viajaron a Brasil en ese momento.

Además de los diccionarios que ya citamos al principio, Isaac Estraviz ha publicado varios e interesantes libros dedicados a Teixeira de Pascoais, a Eugénio de Castro y a Joaquim Rodrigues dos Santos Júnior. Es muy interesante el libro titulado Conversas com Isaac Estraviz, de la autoría de Bernardo Penabade, que le publicó la Através Editora de la AGAL. Sería interesante reeditar aquel su pequeño libro, publicado a principios de los setenta en la colección O Moucho de la editorial Castrelos de Vigo, con el título de Contos con revira-volta. Y no podemos dejar de comentar el que para nosotros es, junto con los diccionarios, su libro fundamental. Publicado en 1987 por Alhena lleva por título Estudos Filológicos Galegoportugueses. El libro tiene una interesante introducción y recoge varios textos y capítulos, bajo los siguientes cinco epígrafes: la ortografía galego-portuguesa, el léxico galego-portugués, el compromiso de la lengua, autores y críticas y anecdotario lingüístico. El volumen finaliza con un epílogo dedicado a los diccionarios gallegos y temas relacionados, que recoge una conversación entre Estraviz y el profesor de secundaria Antonio Gil Hernández, acerca del Diccionario de la Lengua Gallega Común.

En una muy interesante entrevista que le realizó Montse Dopico en diciembre de 2013, se recogen interesantísimas opiniones de Estraviz relacionadas con la lengua y la cultura de Galicia. Es bastante extensa, por lo que entresacamos de ella aquellos párrafos que consideramos más significativos. A la pregunta sobre su experiencia en el monasterio de Oseira, Estraviz señala que en los años 40 y 50 estaba terminantemente prohibido hablar en gallego, en el monasterio, los seminarios y las casas de religiosos. Había que hablar castellano por encima de todo. Un auténtico contra-sentido. Cuando le pregunta sobre la colaboración que tuvo con la editorial Galaxia y su relación con Ramón Piñeiro, nuestro lexicógrafo señala que conoció a Piñeiro por medio de Jesús Ferro Couselo en 1959. Mantuvo con él una gran amistad, incluso de forma epistolar. Y le prestó libros muy importantes que necesitaba para sus investigaciones. Sorprende el comentario que hace al señalar que Piñeiro defendió siempre la unidad lingüística gallego-portuguesa, pero a raíz de los problemas surgidos con la elaboración de la normativa en la pre-autonomía, Piñeiro abandonó esta idea y se pasó al ILG (Instituto da Lingua Gallega), culpable de la llamada "norma oficial", que todavía se sigue imponiendo, sin respetar otras opciones. Cuando en 1877 estuvo en Lisboa para llevar a cabo diversas investigaciones lingüísticas, se reforzó más su idea de que el idioma gallego tenía que escribirse con la grafía lusófona. En Lisboa todo el mundo lo consideraba como un portugués del Norte, aun cuando él les decía que era gallego. Incluso en la localidad de Grândola querían que llevase para los portugueses del norte productos del campo que ellos cultivaban con tanto esmero e ilusión. Sobre los respectivos decretos tan lesivos para el gallego desde 1982, y la política lingüística llevada a cabo en los últimos 35 años, que llevó a nustro idioma a un peligroso retroceso en su uso oral y escrito, se muestra muy pesimista sino muda cuanto antes la táctica y las actitudes en la transmisión idiomática, pues el gallego es el único idioma natural y propio de Galicia, por muy españoles que los centralistas quieran que seamos. Para ello hay que educar a los docentes de forma adecuada, sin engaños y medias tintas. Y termina comentando el gran error de aquel profesor de gallego de la Facultad de Educación, cuyo fanatismo y sectarismo era tal, que suspendía más a los alumnos gallego-hablantes, y una comisión especial de docentes, para que se les expidiera el título, tenía que evaluarlos dándoles el aprobado. Una forma negativa que provocaba el odio a nuestro idioma.

(*) Educador Social y Animador Cultural.

Compartir el artículo

stats