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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los motivos

A estas alturas, y hablando de la sanidad pública, hay dos evidencias que casi nadie discute: una, la de que en Galicia funciona bien, salvo excepciones; otra, que tiene margen de mejora y que sus gestores han de aprovecharlo para lograr ese objetivo. Pero también podría aceptarse una tercera afirmación, opinable, pero de la que cada día hay una mayor certeza: de que la parte mejorable crece, y en definitiva que no se encuentra solución y se le aplican apenas amagos de remedio.

No se trata de culpar -aunque se podría- a los malditos recortes, ni a la carestía generalizada y creciente -que es cierta- para explicar lo que sucede. Lo peor es que sucede de verdad: algo no funciona del todo bien en la gestión sanitaria gallega. A no ser que se crea "norma" que haya habido en los últimos años tres conselleiros, dos de ellos -o ellas- cesados por motivos mal disimulados bajo la frase "por causas personales". Y tampoco es fácil de entender porque cayó también la dirección general de Sergas. Ahora, las que se modifican son las gerencias de A Coruña, Santiago, Ourense y Pontevedra. Todas a la vez.

El señor conselleiro, y después el presidente Feijóo, trataron de explicar la "movida" gerencial aludiendo a que los cambios obedecen a los deseos de modernización, perfeccionamiento de la estructura sanitaria y, en definitiva, el robustecimiento del sistema. No se alude, por lo que se ve, a razones personales como otras veces ni tampoco a motivos concretos. Ocurre, sin embargo que la lógica establecería que si los propósitos confesos de las dos autoridades fueran del todo ciertos los cambios serían exactamente eso, cambios, y no simple intercambio de puestos en los centros hospitalarios. Nombrar gerente de Santiago al de A Coruña o viceversa, y usar el mismo método en otros casos, no encaja en eso de "la modernización estructural", y por tanto los motivos alegados suenan extraños.

Por supuesto, y como siempre en opinión personal de quien esto escribe, hay que afirmar que un gobierno -y la Xunta lo es- tiene derecho a designar sus estructuras de funcionamiento en los sectores donde existen competencias; pero, al mismo tiempo, hay que motivarlos de forma sensata e inteligible y no con tópicos que más parecen excusas buscadas a toda prisa.

En este punto conviene recordar que la falta de claridad en los ceses de las conselleiras Farjas y Mosquera, motivadas por sus superiores con destinos a Madrid y motivos personales, respectivamente, se debieron en realidad a ceses ocultos por diferentes razones. Ese oscurantismo deteriora la imagen de la sanidad, un deterioro que no se merece ni la salud pública ni el personal que trabaja para ella y que la honra. Así que cambiar de sitio a las personas que la gestionan puede ser acertado o no, pero en todo caso hay que explicarlo bien y motivarlo mejor.

¿No?

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