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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

Podemos favorece al PP

El triunfo de Pablo Iglesias en la asamblea de Vistalegre y su consolidación como líder indiscutido y secretario general de Podemos, ha sido saludado con entusiasmo en una mayoría de medios que no comulgan en absoluto con su línea política. Un aparente contrasentido muy fácil de explicar, porque atendiendo a lo que dicen esos mismos medios la opción de la militancia por la postura de izquierda radical que representaba Pablo Iglesias, frente a la más templada de Íñigo Errejón, acabará beneficiando electoralmente al PP, al PSOE, e incluso a Ciudadanos, en la medida en que esos tres partidos se convierten en refugio del voto moderado y asustadizo. Un voto que se considera ampliamente mayoritario en España, un país de pequeños propietarios que no quiere bromas con las cosas de comer.

Por supuesto, los más beneficiados de esa deriva hacia la radicalidad de Podemos son el PP y el presidente del Gobierno. Hasta el punto de que en el periódico de más difusión del Estado titularon un comentario sobre el resultado de la asamblea de Vistalegre como "La segunda victoria de Rajoy", dando por sentado que la primera se dio en el Congreso de su partido donde triunfó de manera arrolladora. O como dicen los politólogos "a la búlgara" en recuerdo de aquellas asambleas de los países comunistas del Este de Europa en las que la unanimidad no alcanzaba el 100% por décimas. La de Podemos, en cambio, fue más abierta pese a la contundencia del resultado a favor de Iglesias que asume el control total del partido, una paradoja en una formación que accedió a la política proponiendo un modelo participativo muy diferente. Ahora queda por saber qué hará Iglesias con el inmenso poder burocrático que ha acumulado. En los medios que le son hostiles se ha querido acentuar los perfiles supuestamente soviéticos de la figura de Iglesias. En unos, se califica su liderazgo de "pablismo-leninismo", y en otros, se anticipa que hará una "purga" con los derrotados en la asamblea al más puro estilo "estalinista". La comparación es tan ridícula como truculenta. En el sistema político español los presidentes, o secretarios generales de los partidos, tienen poder omnímodo sobre toda la estructura de la formación y como muy bien decía Alfonso Guerra "el que se mueve no sale en la foto. "Purgas", lo que se dice "purgas", las hay en todos los partidos y basta que el dedo del jefe supremo se mueva en una dirección o en otra, como hacían los emperadores romanos en el circo, para que alcances la gloria o te hundas en el infierno.

No obstante, para un observador lejano, como el que esto escribe, hay dos aspectos a considerar respecto de la asamblea de Vistalegre. Uno, la impresión -quizás superficial- de que el debate interior en Podemos se desarrolló desde una perspectiva excesivamente madrileña (al fin y al cabo el partido nació en la facultad de Políticas de la Complutense). Y otro, la tentación de algunos medios de mezclar insidiosamente la vida sentimental de Iglesias con su actividad política, al calificar de "kirchnerismo" y de "bicefalia conyugal" su relación con Irene Montero, la nueva número dos del partido y portavoz parlamentaria en sustitución del derrotado Errejón. Está por ver si eso beneficia o perjudica.

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