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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Guardianes de la libertad

En el año 1988, los profesores norteamericanos Noam Chomsky y Edward S.Herman publicaron un libro sobre la prensa de su país con el sugestivo -e irónico- título de Los Guardianes de la Libertad, que en España salió a la venta dos años después, una vez traducido al castellano por Carme Castell por encargo de la editorial Grijalbo Mondadori.

En el libro, y partiendo de la base de que la libertad de expresión no es un instrumento al servicio de un bien superior sino un bien en sí misma, los autores llegan a la conclusión de que la aparente libertad de los medios encubre un sofisticado modelo de propaganda cuyo principal objetivo es el de "inculcar y defender el orden del día económico, social y político de los grupos privilegiados que dominan el Estado y la sociedad".

Por supuesto, la prensa norteamericana -nos advierten- no funciona a la manera del sistema de propaganda de un Estado totalitario (como aquí funcionó durante la dictadura franquista), sino que permite y hasta fomenta debates, críticas y disidencias siempre, claro está, que no contradigan claramente los intereses que impone el propio sistema.

Y para demostrarlo, Chomsky y Herman, analizan con minuciosidad una serie de acontecimientos internacionales (guerras de Vietman, Laos, Camboya, Indonesia, Timor y Nicaragua) y nacionales (Panteras Negras, escándalos Watergate e Irán-Contra) en los que se vio involucrado el Gobierno de su país. Acontecimientos que, salvo excepciones, no fueron tratados informativamente con todo el rigor que merecían. Caso aparte fue el famosísimo caso Watergate, considerado un ejemplo de la lucha de la prensa liberal contra la corrupción política, cuando en realidad fue un ajuste de cuentas de poderosos grupos de influencia contra un presidente que los había desafiado. ("El perro guardián -escriben lo autores del libro- solo ladró cuando el presidente empezó a amenazar a los privilegiados").

Pues bien, contra esa prensa ha cargado el nuevo presidente de los EE UU con una ferocidad belicosa como nunca se había visto en un inquilino de la Casa Blanca. Según el señor Trump, medios con fama de rigurosos como The Wall Sreet Journal, The New York Times, The Washington Post, la CNN y la BBC han formado una amplia coalición con ánimo de desprestigiarlo ante la opinión pública. Todas las noticias que le conciernen son falsas y su nivel de deshonestidad está fuera de control. "Muchos de los reporteros de nuestra nación ya no cuentan la verdad y muchos de los medios no hablan para la gente sino para intereses ajenos. Afortunadamente, la gente ya no os cree", dijo durante una rueda de prensa.

Desconozco en que deparará el enfrentamiento de Trump con los "guardianes de la libertad", ese grupo que su jefe de estrategia, Steve Bannon, ha calificado de "principal partido de la oposición". Meterse con quienes tienen medios para airear trapos sucios, o amistades comprometedoras, es una imprudencia política salvo que sea el primer paso para una revolución totalitaria. Por otra parte, va en contra de una máxima atribuida a Thomas Jefferson, uno de los padres de la democracia norteamericana. Decía Jefferson que él prefería "periódicos sin gobierno que gobierno sin periódicos", queriendo significar que el pluralismo en libertad es el fundamento de una democracia sólida.

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