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la mirada

Tres semanas en espera

| Tensa espera. Lo normal en la vieja política es que un partido celebre su congreso en fin de semana y el lunes reúna a su flamante nueva dirección para tomar el mando y hacerse la foto de rigor, que visualice ante la opinión pública que el capitán ya se ha puesto al frente del timón y, sobre todo, que se ha puesto a trabajar. En cambio, en En Marea ya han pasado tres semanas desde que la militancia eligió en primarias a su equipo rector y aún no sabemos quién está al frente. Y la espera se dilata. Tras dos reuniones fallidas, que evidenciaron las diferencias y en las que no se adivinaron puntos de encuentro, la tercera cita no tiene todavía fecha. Y mientras En Marea no tiene referente orgánico. ¿Como puede suceder si hay una lista que ganó y podría imponer su criterio? Porque esa candidatura está dividida. Luís Villares, el cabeza de cartel el 25-S y el portavoz parlamentario, apostó por una lista, que le vetaba como portavoz institucional, y consiguió el 59% de los votos. La propuesta de este proyecto era que Villares sería el referente parlamentario y el partido tendría tres portavoces. Así lo quería la Marea Atlántica y otras colectivos y el exmagistrado del TSXG, a su pesar, aceptó, para intentar una lista única y de consenso. Pero se encontró con que otros dieron por él la batalla, que él renuncio a liderar en aras del consenso. Así que dos listas salieron a defenderle a él como único líder de En Marea. Y coparon el 40% de los apoyos y una buena parte de los puestos de la nueva dirección. Y así se explica que la segunda fuerza política de Galicia aún no haya puesto cara a su portavoz orgánico, y esté sumida en cierta parálisis. En En Marea se juega un pulso. ¿Será Villares quien ceda y vuelva a renunciar a ser el único líder del primer partido de la oposición o será capaz de doblegar a la Marea Atlántica que quiere ver reducido su protagonismo? Habrá que esperar.

| Hace cinco años. "¡A trabajar! ¡Salid de la ría e id a trabajar mar adentro!", decía un domingo como hoy hace cinco años Xosé Manuel Beiras a los militantes de Encontro Irmandiño, tras tomar la decisión histórica de abandonar el BNG. Seguramente, Beiras no adivinaba entonces que su futuro y el de su gente pasaría por En Marea, antes vendría Anova y AGE, pero ¿qué pensará hoy el líder nacionalista al ver bajar las aguas tan revueltas por el proyecto por el que aparcó su retiro y en el que está dejando las últimas fuerzas? Hace un lustro, Beiras ofrecía a sus compañeros de aventura ser "autoridad moral" para lanzar el nuevo proyecto, pero ha sido mucho más que eso y puede seguir siéndolo. Su nombre suena como uno de los tres portavoces que puede tener En Marea.

| División. Las cuitas internas de En Marea no son las únicas que preocupan a la segunda fuerza con más votos en Galicia, el pasado 25-S. Su aliado, Podemos, está en crisis. El duelo entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón en Vista Alegre II se resuelve hoy, y el resultado tendrá consecuencias en Galicia.El partido morado reproduce en la comunidad la fractura estatal. Carmen Santos ya ha vinculado su continuidad al frente del partido en Galicia a la victoria de Iglesias. La fuerza con la que salga Errejón de la Asamblea, aunque sea perdedor, insluflará o desanimará a los suyos, aquí representados por Ángela Rodríguez, para intentar erosionar la fuerza de Santos.

| Cuota gallega. El PPdeG mantiene su cuota de representación en la dirección del PP. Eran siete y seguirán siendo siete. Para el PP gallego es "el reconocimiento a sus éxitos en las últimas citas electorales", en especial a las autonómicas, donde Alberto Núñez Feijóo se convirtió en el único presidente de comunidad que gobierna con mayoría absoluta. Si hubiese sido así, debería haber más gallegos, ¿no?

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