Queridos diocesanos:

Como todos conocéis, Manos Unidas es una asociación de la Iglesia en España que tiene como misión recaudar ayuda en beneficio de los países pobres y en vía de desarrollo. Cada año proponen a las diócesis españolas diferentes proyectos solidarios, apelando a nuestro compromiso de fraternidad universal. El lema de la campaña de este año es: " El mundo no necesita más comida; necesita más gente comprometida".

La campaña de Manos Unidas para este año 2017 se inserta dentro de la campaña trienal de Manos Unidas contra el hambre 2016-2018. La campaña del año pasado, 2016, tenía como lema: "Plántale cara al hambre: siembra" y abordaba el problema del hambre desde distintos puntos de vista bajo la imagen de la semilla. La Campaña de este año 2017 tiene como lema el antes citado: "El mundo no necesita más comida; necesita más gente comprometida" e incorpora otras cuestiones nucleares del problema del hambre y nos invita a plantarle cara a la lacra del hambre en el mundo desde nuestro compromiso con una producción y un consumo sostenibles.

Manos Unidas nace como campaña contra el hambre, respondiendo al llamamiento que hizo en el año 1955 la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas en una propuesta decidida de "Declarar la guerra al hambre". Desde entonces, Manos Unidas viene manteniendo un compromiso permanente y apasionado para avivar la solidaridad de todos para hacer frente al hambre de los que no tienen que comer.

La triste realidad del hambre en el mundo es tan escandalosa como contradictoria. En la raíz del problema del hambre está el hecho de que a pesar de que en el mundo se producen los suficientes alimentos para dar de comer a casi el doble de la población mundial actual, todavía sigue habiendo 800 millones de personas que no pueden comer, privándolas del derecho fundamental a la comida necesaria para subsistir. A esto lo llamaba el Papa San Juan Pablo II la paradoja de la abundancia, ya que habiendo alimentos para todos, no todos pueden comer. El Papa Francisco define esta triste realidad del hambre en el mundo como el gran escándalo de la sociedad actual.

Según el informe de 2015 del Programa Mundial de Alimentos el hambre representa el mayor riesgo para la salud en el mundo, matando a más personas al año que el sida, la malaria y tuberculosis juntos.

Dado que el hambre en el mundo actual es una lacra que tiene múltiples causas, es necesario buscar soluciones que no sean unilaterales, sino correlacionadas. Por ello, además de seguir sembrando buenas semillas que hagan crecer una vida más justa y fraterna, la campaña de este año 2017 se centra sobre la necesidad de plantarle cara al hambre con nuestro compromiso.

A pesar de los esfuerzos realizados, la cifra de 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo sigue siendo escalofriante y vergonzante para la humanidad. Nuestro posicionamiento ante este acuciante problema, tal como nos aconseja Manos Unidas, ha de fundamentarse en varios aspectos, algunos relacionados con la reflexión humana y otros con nuestra fe cristiana. En el esclarecimiento de estos aspectos, y en orden a fundamentar en nuestra vida un firme compromiso personal contra el hambre en el mundo, nos ilumina el documento base de Manos Unidas para esta campaña de 2017. Entre ellos, permitidme que os proponga reflexionar seriamente desde nuestra fe cristiana sobre la opción por los pobres, característica esencial del amor cristiano, así como sobre el destino universal de los bienes.

Las palabras del Señor: "Porque tuve hambre y me disteis de comer" (Mt 25,35) nos hacen meditar en la hondura humana de nuestro compromiso con Dios. Ayer y hoy.

Con todo afecto

*Obispo de Tui-Vigo